Viejas estampas familiares para contar la emigración andaluza

Viejas estampas familiares para contar la emigración andaluza

Se le llama emigración y no exilio, porque ocurrió por motivaciones económicas y no políticas, pero hay quien se pregunta si no hay nada más político que no tener qué llevarse a la boca. Cuando España empezaba a salir de la posguerra y se vislumbraba eso que después se llamó Desarrollismo, casi 800.000 andaluces dejaron sus hogares, maltrechas casetas de cortijo, cuartos de sirvienta, insalubres corrales de vecinos en una España miserable, para buscar un futuro mejor en Centroeuropa. Alemania, Bélgica, Suiza y Francia fueron los principales destinos de un éxodo masivo de trabajadores —dos millones de españoles en total—, que adquirió tal magnitud —tanto por las cifras como por su significación económica, social y cultural— que hay que entenderlo como un episodio determinante de nuestra historia contemporánea. “No podemos explicar la evolución histórica y social que sufre nuestro país en la segunda mitad del siglo XX sin incorporar este fenómeno como uno de los pilares que sustentan la España del Tardofranquismo, aquella que desemboca en la Transición y dará lugar a un nuevo país”.

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