“Estimadas alumnas, sé que vosotras y yo compartimos el mismo dolor. Estamos ligadas por nuestro destino, en el que un grupo de personas incultas y de mente oscura nos ha privado de nuestros derechos básicos”. Así comienza la maestra afgana Nehal Naderi una carta que envió a sus alumnas tras el último edicto emitido por los talibanes en agosto, en el que se da un paso más en la opresión contra las mujeres.
Seguir leyendo