Whisky y bromas: Carlos III y Camilla dejan los dramas a un lado en Edimburgo

Whisky y bromas: Carlos III y Camilla dejan los dramas a un lado en Edimburgo

El Rey Carlos III de Inglaterra está dispuesto a dejar claro
que ni el cáncer es capaz de recluirle y mantenerle sentado en el trono alejado
de las actividades de representación de la Corona británica. Así, con este
compromiso por bandera, ha puesto rumbo a Edimburgo acompañado de su mujer, la reina Camilla, donde han dejado atrás un poco toda la tensión y preocupación
que les ha ido acompañando los últimos meses, desde que se conociese su
complicado cuadro clínico, unido al de su nuera, Kate Middleton. Con motivo del
900 aniversario de la fundación de esta prestigiosa ciudad de Escocia que da
nombre al importante título real que ostentaba su padre, el duque Felipe de
Edimburgo, han querido estar presentes en los actos que conmemoran tan redonda
fecha. Así, para sorpresa de muchos, han derrochado simpatía y han dejado tras
su visita simpáticas anécdotas que están dando mucho juego en la prensa del
país.

Entre los actos que se han organizado para celebrar el 900
aniversario del origen de la ciudad de Edimburgo, estaban aquellos que rinden
tributo a la gastronomía de la región. Pero es innegable que parte de su
cultura escocesa está bañada en whisky, de ahí que hayan aceptado la invitación
a probar uno de los licores mejor valorados internacionalmente, con el sello de
Macallan. Así, pudieron estimular su paladar con un whisky de la compañía con
52 años de maduración, lo que ha dejado tras de sí una divertida situación, con
la reina Camilla como principal protagonista, aunque con la intervención
estelar de su marido.

Tanto Camilla como el rey Carlos III son grandes amantes de
esta bebida, lo que les convierte en expertos en la materia. De hecho,
comercializan su propia marca, Highgrove Organic Single Malt, destilado con
cebada malteada orgánica escocesa y después madurado en barricas de roble para
bourbon que le confieren unas notas inconfundibles para los amantes del whisky.
Con este entrenado paladar se han enfrentado a la cata de un Macallan de 52
años que, en palabras de la propia reina tras dar el primer sorbo a su vaso: “Eso
da en el clavo, eso da en el clavo”, repite al dar su visto bueno al paladear
el preciado licor. Una revelación realizada por el director de marketing de la
compañía, Kevin Alston, que incluso añadió la preocupación de la consorte real
por no adelantarse a su marido a la hora de probar tan exquisito whisky: “Esperó
a que se uniera a ella y sabía que se enfadaría si lo bebía sin él”, desliza a
los medios para acrecentar la buena fama de su bebida y, de paso, dejar una
nota de color de la visita de los reyes británicos por sus instalaciones.

Pero hubo otras anécdotas que han trascendido a los
medios de comunicación y que han copado ya numerosos titulares. Especialmente
aquel momento divertido en el que los soberanos incluso se permitieron el lujo
de gastar bromas sobre las inclemencias del tiempo que les tocó sortear, siendo
víctimas de las embestidas del viento. El temporal les estaba incomodando, pero
lejos de quejarse, aprovecharon la ocasión para mostrar su lado más desenfadado
y divertido. Así lo hizo el rey Carlos III, cuando dijo en tono jocoso que iba
a salir volando porque el viento se le iba a llevar. Algo que apuntilló su
mujer, reconociendo que “estoy agarrada a mi paraguas”, como si eso le fuese a
proteger de algo más que de la lluvia.