Preocupación en Moncloa por la deriva de Sumar

Preocupación en Moncloa por la deriva de Sumar

Todos los ojos se posan en la mayoría en el Congreso de los Diputados cuando, en realidad, deberían apuntar hacia La Moncloa. En la semana en la que el Gobierno se ha visto obligado a dar marcha atrás con el techo de gasto para dar una “oportunidad al diálogo” con Junts y garantizar su aprobación, podría parecer que el elemento que condiciona la viabilidad de la legislatura son únicamente los independentistas cuando si hay algo que verdaderamente compromete el proyecto de la coalición es la atomización de la izquierda.

Todo depende de las luces con las que se mire. Si son luces cortas, la atención de Pedro Sánchez está orientada en lidiar con unos aliados volátiles y en competición continua por los favores del Gobierno. Pero si se apunta más allá, con las luces largas, el motivo de preocupación lo tiene en casa y es la falta de pujanza de Sumar para revalidar la coalición. Si Sánchez se ha encastillado, preparándose para resistir lo que quede de legislatura es porque ha tomado conciencia de que un adelanto electoral –activado en dos ocasiones con éxito por su parte- no es ya una garantía para retener el poder. A día de hoy, no existen incentivos.

En la parte socialista del Gobierno preocupa la deriva de Sumar. El partido no acaba de levantar cabeza tras encadenar varias derrotas en el ciclo electoral del pasado semestre. Las encuestas le son adversas y por su izquierda, Podemos aprovecha la debilidad y crece a su costa. En Moncloa que, tantas veces han hecho una estrategia de opa hostil al socio minoritario, optan ahora por dar oxígeno a la formación y visibilidad a quien ven un perfil en auge: Ernest Urtasun.

Con Yolanda Díaz de salida y a la espera de que logre cerrar su gran acuerdo de esta legislatura con patronal y sindicatos: la reducción de la jornada laboral; en la parte socialista quieren promover el liderazgo del ministro de Cultura al que, por ejemplo, se le ha dado protagonismo en el “Plan de acción para la democracia”, con todo lo relativo al control de medios contra la desinformación.

En el Ejecutivo son conscientes de que Sumar reivindica y necesita un perfil propio y la decisión de seguir adelante con los Presupuestos o, al menos, intentarlo una vez más obedece a esto. Los socialistas estaban allanando ya el terreno para la prórroga, desdramatizando el fracaso político de no tener unas nuevas cuentas públicas, pero algo que no tendría mucho impacto para el PSOE, sin embargo, sí sería letal para Sumar, que necesita abrirse hueco con las medidas sociales que se aprueben en el paquete presupuestario.

Desde la vuelta del verano, en Moncloa perciben a un socio minoritario más proactivo, incluso que va al choque con algunas medidas y algunos colegas de Gabinete, como los enfrentamientos con el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, a cuenta de los saharauis retenidos en el aeropuerto de Barajas o contra la ministra de Vivienda, por pedir “solidaridad” a los propietarios para contener los precios de los alquileres. En la parte socialista entienden este reparto de papeles y no le dan más relevancia a los choques, que contemporizan recordando el clima irrespirable que existió en su día con Podemos cuando se instalaron en una estrategia de oposición dentro del Gobierno.

Por su parte, en Sumar niegan la mayor cuando se les interpela por su pérdida de influencia política y electoral o un cierto sometimiento al PSOE. De hecho, esta semana, el partido se reivindica y se atribuyó la decisión del Gobierno de condicionar la financiación pública a las comunidades “insumisas” que no apliquen la Ley de Vivienda. “Parece que la ministra de Vivienda está de acuerdo con nuestra propuesta sobre condicionar las ayudas a las CC AA que no cumplan la ley de Vivienda”, se felicitó Urtasun, en “Al Rojo Vivo”.

En una clara necesidad de marcar el paso, Sumar busca imperiosamente cohesionar a los socios de investidura para reunir los números y sacar adelante los Presupuestos, al ser la única herramienta para ganar visibilidad si logra el aval de Hacienda para ampliar los permisos de maternidad, una gran reforma fiscal, un impuesto a las grandes fortunas o la retribución de las primeras cuatro semanas por cuidado del menor, entre otras. No obstante, asumen el calendario y saben que no habrá ninguna oportunidad hasta que se superen los congresos de Junts y ERC. “Esperamos que la legislatura se reactive entonces y también nuestra ofensiva parlamentaria”, explican.

Dentro del partido sí reconocen las dificultades para poder articular una estrategia unitaria debido a la pluralidad de voces, a la falta de “orden” tras la dimisión de Díaz o de perspectivas optimistas sobre el futuro de la izquierda. Todo esto, aseguran fuentes cercanas a la vicepresidenta, impide a Sumar crecer políticamente a nivel nacional. La ausencia de líder oficial también lastra y debilita al partido, algo que aprovecha la oposición, tal y como pudo verse esta semana en la sesión de control en una pregunta e interpelación del PP a Yolanda Díaz, según reconocen las mismas fuentes.

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