Irán busca una respuesta a Israel sin cruzar líneas rojas

Irán busca una respuesta a Israel sin cruzar líneas rojas

Después de once días de ofensiva total en Líbano que han causado importantes daños en las infraestructuras militares de Hizbulá y han descabezado a la organización con el asesinato de su secretario general, Hasán Nasrala, y con la perspectiva de una próxima incursión terrestre el sur del país levantino, las miradas se posan en estos momentos en la República Islámica de Irán: ¿pasará el régimen de los mulás de las palabras a los hechos? ¿Se atreverá a lanzar un ataque directo a Israel para vengar el daño sufrido por su principal fuerza «proxy» en Oriente Medio? ¿Se arriesgará a abrir un frente bélico con su archienemigo? ¿Y si golpeara Israel primero?

Hasta ahora, un día después de que la milicia libanesa confirmara la muerte de su líder durante los últimos 32 años, y tras once días de bombardeos en el sur de Líbano, el valle de la Becá y el bastión de la organización al sur de Beirut, las autoridades iraníes se han limitado a la condena y la amenaza verbales. El líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, llamó el sábado a los musulmanes «a estar al lado del pueblo de Líbano y del orgulloso Hizbulá con todos los medios disponibles y ayudarles a enfrentar al malvado régimen [de Israel]».

El último en intervenir públicamente fue Abás Araghchi, ministro de Exteriores de la República Islámica, pero no para condenar la eliminación de Nasrala, sino la del general de la Guardia Revolucionaria Abbas Nilforushan, muerto en el mismo bombardeo en la capital libanesa junto al secretario general de Hizbulá, asegurando que «este horrible crimen del régimen sionista agresor no quedará sin respuesta». Con todo, el jefe de la diplomacia iraní precisó el domingo que «el sistema diplomático utilizará todas las capacidades políticas, diplomáticas, jurídicas e internacionales para procesar a los criminales y a sus partidarios», en declaraciones recogidas por la agencia IRNA.

Por su parte, el vicepresidente de Asuntos Estratégicos y exministro de Exteriores Mohammad Javad Zarif aseveró que la respuesta «llegará en el momento correcto y con arreglo a la elección de Irán». El régimen hizo una advertencia semejante tras el asesinato en Teherán del líder de la oficina política de Hamás, Ismail Haniyeh, el pasado 31 de julio.

Lo ocurrido en los dos últimos meses sugiere que la prudencia guía la conducta de un régimen político que ha cumplido 45 años de vida no exento de problemas domésticos y externos y que tiene como prioridad su pervivencia a largo plazo. Y en el que se enfrentan sectores conservadores y moderados, liderados estos por el nuevo presidente Masud Pezeshkian.

«Irán no va a hacer nada espectacular ni a meterse en ninguna guerra directa con Israel», augura a LA RAZÓN el profesor de la Facultad de Literatura Persa y Lenguas Extranjeras de la Universidad Allameh Tabataba’i de Teherán Raffaele Mauriello. «Hay que entender que la estrategia de Irán es largoplacista. Ha visto caer el régimen de Saddam Hussein en Irak y la salida de la OTAN de Afganistán y ha mejorado sus relaciones con Arabia Saudí. El objetivo principal de Irán es la salida de Estados Unidos de la región, y después, que Israel acabe derrumbándose. Es la paciencia estratégica», explica a este medio el especialista en temas iraníes.

«Por un lado, Israel aprovecha la cautela de la República Islámica ahora que los reformistas están en el gobierno y, por otro, con su presión de provocarles porque necesita que su reacción para poder justificar su narrativa de demonización de Irán», asegura el profesor de la Universidad Allameh Tabataba’i de Teherán. Por el momento, Teherán «seguirá apoyando a Hizbulá para su reagrupamiento», según Mauriello, quien no duda que la organización, «profundamente articulada» y con fuerte arraigo en la sociedad libanesa, «un Estado en ausencia del Estado», no corre peligro después de los últimos golpes israelíes.

A juicio del analista hispano-iraní Daniel Bashandeh, «Irán tiene cada vez menos margen de maniobra para responder con un ataque. La estrategia de Israel ha debilitado gravemente el Eje de la Resistencia al acabar con los lideres de Hamás, Hizbulá y llevar a cabo operaciones en territorio iraní. Irán no realizará movimientos que pongan su supervivencia en peligro. Cualquier acción militar podría terminar por debilitar su poder en Irán».

«El régimen tiene serios problemas de continuidad, y una razón fundamental es que la causa revolucionaria no es la causa de la población iraní. Ahora los liderazgos iraníes están en el punto de mira y la República Islámica carece de liderazgos con credibilidad y apoyo popular para dar continuidad al sistema político. Israel ha demostrado ser capaz de localizar a los líderes y pone en alerta a la cúpula de Jamenei: la no respuesta de Irán puede ser un pretexto para que Israel continúe con operaciones contra autoridades iraníes», abunda a LA RAZÓN Bashandeh.

En su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu se dirigió, como otras veces, al «valiente pueblo iraní, que quiere librarse de este régimen malvado». «La última operación israelí obligará a los demás Estados de la región a posicionarse: bien con Israel y sus operaciones contra el Eje de la Resistencia o bien con la República Islámica. Para Netanyahu es una oportunidad para alargar cualquier solución de dos Estados y seguir adelante con su agenda política: condicionar a la comunidad internacional de la amenaza que supone Irán para la estabilidad regional», asevera el analista hispano-iraní.

Otra de las grandes cuestiones en el aire en estos momentos es si la ofensiva israelí contra Hizbulá en Líbano y otras fuerzas alineadas con Teherán –ayer Tel Aviv golpeaba también el puerto yemení de Hodeida, en manos de los hutíes– comprometerá unas eventuales negociaciones nucleares con Estados Unidos. «Lo ocurrido dificultará los planes de la República Islámica de trazar una nueva política de acercamiento con países clave empezando por Estados Unidos. Israel presionará para que no se alivien las sanciones ni se normalicen las relaciones y poner el foco en la amenaza nuclear», augura Bashandeh.

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