AEE lanza tres rutas turísticas eólicas por el medio rural en El Bierzo (León), Huérmeces (Burgos) y Medinaceli (Soria)

AEE lanza tres rutas turísticas eólicas por el medio rural en El Bierzo (León), Huérmeces (Burgos) y Medinaceli (Soria)

La Asociación Empresarial Eólica (AEE) y la organización
‘Vientos del Futuro’ han lanzado tres rutas turísticas eólicas por el medio
rural de Castilla y León, concretamente en El Bierzo (León), Huérmeces (Burgos)
y Medinaceli (Soria), tres áreas con un gran valor paisajístico, histórico,
cultural, gastronómico y donde la eólica es también protagonista.

Junto con otras siete a lo largo del territorio nacional,
estas rutas han quedado glosadas en una guía de ecoturismo eólico (Geoplaneta),
que constata que el “viento es un vecino más de los pueblos”. La guía marca un
hito significativo al ser pionera en la integración del turismo con una energía
renovable, en este caso, la eólica. Además, por primera vez ofrece una visión
única sobre la convivencia entre este tipo de energía y el turismo sostenible.

Se trata de una recopilación de diez rutas sostenibles y
respetuosas con el medio y la diversidad, que se proponen en un viaje a pie o
en bicicleta por la España rural, con el foco puesto en territorios de la zona
norte. En Aragón, Asturias, Castilla y León, Cataluña, Galicia y Navarra se
promociona el ecoturismo, al tiempo que se plantea “sensibilizar sobre la
importancia de la energía eólica en la lucha contra el cambio climático”.

Esta guía, obra de María Ramírez y Juan Carlos Muñoz,
recorre el país por varias rutas llenas de historia, naturaleza, cultura y
gastronomía, donde hay lugares de “gran valor histórico y natural”, con pueblos
prerromanos astures, infinitos páramos burgaleses e imponentes cañones gallegos
esculpidos por el agua.

Huérmeces

Así, en Huérmeces se hace visible el “idilio de viento en el
Páramo burgalés”, donde la ruta anima a visitar los parques eólicos de Urbel
del Castillo, de Páramo de la Vega o El Sombrío, y de camino, conocer áreas
naturales y de patrimonio histórico como el Balcón de la Mesa; la ermitas de
Robledillo y de Cuesta Castillo y la iglesia de San Juan Bautista; La
Cuevatona; la Cueva de Valdegoba; el menhir de Piedra Alta; el Palacio de los
Arriaga Salamanca; y la Torre de los Padilla.

Integrados en la Red de Geoparques de la UNESCO, dos de
estos parques eólicos, Páramo de la Vega y El Sombrío, se asoman sobre el
“coqueto valle donde se asienta el pueblo de Huérmeces, en uno de los más
modestos valles que los ríos abren en los páramos y que representan el mejor
respiro de agua y verdor entre la seca llanura castellana”, según relata la
guía.

Medinaceli

El legendario municipio soriano de Medinaceli, asentado
sobre una colina, presume de vistas privilegiadas y senderos con mucha historia
sobre el valle de, hasta ese momento, un joven río Jalón. Gracias a los accesos
al parque eólico Caramonte, el sureste soriano se desvela con “tan vasto
panorama que invita a conocer los encantos ecoturísticos de la Tierra de
Medinaceli”.

Desde la propia población parte la ruta para conocer, entre
otros, la ermita del Cristo del Humilladero o la Colegiata de la Asunción, para
continuar hacia el sur y detenerse en el Mirador Valle Jalón y en las salinas
de Medinaceli, explotadas desde tiempos romanos, pero cuyas albercas de
evaporación y almacenes son todavía visitables. También se para la ruta en
Arbujuelo y en su mirador, para acercarse al final hacia Esteras de Medinaceli,
Fuentes de Benamira y concluir en el propio nacimiento del río Jalón.

El Bierzo

Bajo la silueta mítica del Monte Catoute, el río Boeza
atraviesa el Bierzo Alto entre robledales y sortea la barrera de la Sierra de
Gistredo, que conecta las montañas leonesas con la Cordillera Cantábrica y
sirve de refugio al urogallo, una alineación montañosa fácil de distinguir
gracias al parque eólico Peña del Gato, que “ha impulsado un renacimiento en
los valles apoyado en energías renovables”.

Desde allí se puede visitar las iglesias de la Expectación y
de la Asunción, así como las rutas de molinos y canales, la Celda de la
Emparedada o la población de Igüeña.

También, la llamada ruta del grafiti, que honra los oficios
del campo y el pasado vínculo de sus actividades con la actividad minera. Se
trata de un conjunto de murales que adornan grandes paredes de las casas en los
pueblos. En bici, en cocheo a pie, es un recorrido de algunos grafitis
instalados en siete localidades distintos y que se denominan El Minero, Abuela
berciana, Desván de los mineros, Mina, Agricultura, Moto de trial, Niña que
está por crecer y Mujeres de la minería, entre otros.