Alberto Chicote: «Lo que pasa en ‘Pesadilla’ es real, la gente se olvida pronto de la cámara»

Alberto Chicote: «Lo que pasa en ‘Pesadilla’ es real, la gente se olvida pronto de la cámara»

Las chaquetillas multicolores de Alberto Chicote, las discusiones, los cabreos, las sorpresas, tanto desagradables como las más emocionantes, los desastres gastronómicos y los posteriores cambios insospechados ya son parte del paisaje televisivo infaltable de cada temporada en laSexta. “Pesadilla en la Cocina” ya tiene ese sello. No en vano, desde su lanzamiento en 2012, el formato en España ha acumulado más de 36,7% millones de espectadores únicos. O, lo que es lo mismo, más del 82% de la población del país lo ha visto en algún momento. Y, a juzgar por la que se tiene preparada en la nueva entrega de episodios que comienza esta noche, a las 22:45 horas, no tardará mucho tiempo en que los pocos que no han visto el formato se enganchen a él. De eso y más hablamos con Alberto Chicote para LA RAZÓN.

A juzgar por los muchos dolores de cabeza que le produce, sorprende que no se aburra en el formato.

(Ríe) Es imposible que me aburra. Es como si a un aficionado al fútbol le dices que puede aburrirse de ver el mismo deporte todos los días. Por mucho que sea el mismo rectángulo de césped, 22 jugadores pegándole patadas a un balón en dos tiempos de 45 minutos, te va a decir que cada partido es diferente y apasionante, y tendrá la razón. Esto es lo mismo, aunque es cierto que a la producción le gusta ponerme retos cada vez más difíciles, unos quebraderos de cabeza que no parecen reales para llevarme al extremo, pero se les olvida que amo lo que hago, que la cocina es mi pasión y que cada vez disfruto más echando una mano a gente que tiene la misma vocación que yo y que a veces no son capaces de identificar el problema que les impide seguir adelante. Cada día es una batallita diferente, pero es una satisfacción inmensa sacarla adelante.

¿No tiene influencia en la elección de los restaurantes?

No directamente. Cuando se perfila la temporada procuramos que haya al menos unos cuantos negocios o tipos de negocio que no hayamos atendido todavía, pero yo no decido. Para esta temporada, por ejemplo, iremos a un gastrobar en un parque de bolas infantil, o un asturiano regentado por una pareja de rumanos, otro en el que descongelan la comida en un lavavajillas, y muchas otras sorpresitas, ya te digo yo, te van a dejar de piedra. Empezando por “Nicasso”, con el que estrenamos la temporada, que si yo no hubiera estado ahí, viendo lo que vi, no me lo habría creído. ¡Vas la flipar! Lo cierto es que tampoco me gusta saber mucho lo que me voy a encontrar.

¿Cómo es eso?

Siempre le digo al equipo que quiero saber lo menos posible del restaurante al que vamos, porque, si tienes demasiada información, de algún modo de predispones y te condiciona. Entonces procuro saber pocos, más allá de dónde voy a estar, qué tipo de establecimiento es y la persona por la que tengo que preguntar y te aseguro que muy poquita cosa más. Nuestro equipo tiene mucha más información, pero yo prefiero ir descubriéndolo, creo que eso hace el formato mucho más fresco y auténtico, las reacciones son reales, porque no puedes llegar después y decirle al camarero, al cocinero o al dueño “corta, ahora repetimos y tienes que volver a llorar”. “Pesadilla” es real, es lo que ves. Pero también es verdad que, hay veces, que me encuentro con cosas que pienso “cabrones, esto me lo pudisteis haber contado” (ríe), porque me llevo cada sorpresita…

Pero no todo el mundo responde con naturalidad delante de la cámara, muchos “actúan”, ¿no es así?

¡No te creas! Es cierto que la cámara es importante y su presencia se nota al principio, la gente intenta cuidar su imagen en todos os aspectos, pero lo tenemos comprobadísimo, que eso es solo la primera media hora. Después, cuando comienzan a pasar cosas, se les olvida la cámara y sale todo lo que son con naturalidad.

Muchas veces vemos que, a lo mejor, el problema no es en la comida o en la forma de llevar el negocio, sino en las relaciones personales o cierto tipo de bloqueos y lo vemos actuar como psicólogo. ¿Recibe algún tipo de asesoría al respecto?

Me lo han dicho muchas veces y te aseguro que no. Creo que tener una visión periférica, una perspectiva más amplia, nos ayuda a identificar el problema. Cuando llego a cada sitio mi misión es observarlo todo, ya no solo la cocina, sino cómo se tratan entre ellos, descubrir si hay algún tipo de relación que no esté funcionando y cuál es la razón de esa fractura, y es cierto que a veces no es tan evidente, pero siempre termina saliendo por alguna parte. Entonces, es verdad, que con el equipo tratamos de identificar el mejor camino a seguir, la motivación que los mueva, porque tú puedes decir, por ejemplo, que vas a empezar el gimnasio cada día, pero tienes que encontrar la motivación para dar el paso e ir. Esto es lo mismo. Hay que dar con la clave.

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