Alcaraz se sobrepone al animoso Lajal en su estreno en Wimbledon

Alcaraz se sobrepone al animoso Lajal en su estreno en Wimbledon

Se acabó la paz. Llegó el murmullo, la cola, The Queue, las fresas, los Pimm’s, el blanco nuclear, las flores, los sombreros, el verde perfectamente rasurado. Todo aquello que hace Wimbledon tan fascinante. Todo tan perfecto, hebras a ocho milímetros. El distrito 19 de Londres amanece este lunes a pleno rendimiento —denuncia voz en alto la señora envuelta en una bandera de Palestina, mientras desciende por Church Road hacia el club— e irrumpe impoluto el último campeón. Entre tanto encanto y toda la fascinación, onírico escenario, Carlos Alcaraz pone el pie en la Centre Court y vuelve exactamente como se fue hace un año: victorioso, feliz, disfrutón. Le vale con ir a medio gas, aunque encuentra una sorprendente exigencia: 7-6(3), 7-5 y 6-2, en 2h 22m. Prolífica puesta en escena ante el estonio Mark Lajal, quien juguetea con la raqueta y colabora para que sea ameno; puestos a caer, piensa con ese instinto de la Generación Z, mejor pasándoselo bien. Así que se divierten.

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FRENTE A LOS NERVIOS, RESPIRACIÓN

Regresaba Alcaraz a La Catedral y el cosquilleo en el estómago, positivo porque tenía el honor de abrir este año la competición por el título obtenido el curso pasado, estaba ahí.

“Es algo que espero que se vaya, pero creo que tener esos nervios es bueno si los controlas cuando las cosas no van del todo bien. En su momento, Roger [Federer], Rafa [Nadal] y Novak [Djokovic] sentían eso cuando saltaban a la Central, y los controlaban”, apuntó el de El Palmar.

En ese sentido, el tenista comentaba que sigue una rutina específica antes de saltar a la pista “para no pensar tanto en el partido”. “El día antes”, se expresaba, “se tiene ese pensamiento, pero intentamos desconectar, hacer otro tipo de cosas, estar con mi equipo y con mis personas cercanas que hay por aquí; jugar al golf, por ejemplo”. 

Sigue además una serie de técnicas de respiración “para intentar estar en otras cosas que no sean el partido hasta el momento que tenga que estar concentrado, 45 minutos o una hora antes”. Y una vez en harina, transmite, se pone el listón muy alto.

“A mí me gusta siempre ser perfecto o buscar la perfección, estar lo más cercano posible. Hay ciertas cosas que tengo que mejorar, en las que no me he visto del todo bien, pero en el cómputo global, me he visto a un buen nivel, jugando y moviéndome bien. Para ser una primera ronda, que nunca es fácil empezar, he estado bien”, valoró.