Así es el estrecho y sinuoso desfiladero de paredes verticales de esta región española

Así es el estrecho y sinuoso desfiladero de paredes verticales de esta región española

Si existe un lugar con gran diversidad geológica en España es la Región de Murcia. Y uno de los enclaves más llamativos, atractivos y extraordinarios es el Estrecho de Bolvonegro, que destaca por sus aspectos sedimentológicos, estratigráficos y geomorfológicos.

Una formación única en la que esta diversidad geológica ofrece unos usos científicos y didácticos que otorgan a este paraje natural un interés al menos regional. Además, es un lugar muy interesante, por sus contenidos arqueológicos, ecológicos y paisajísticos.

 

La preciosa Senda de Bolvonegro lleva a un paisaje de inigualable belleza e incalculable valor geológico, un lugar donde confluyen los ríos Alhárabe y Benamor, dando vida al río Moratalla, afluente del Segura.

Además, en su biodiversidad también se encuentra que era uno de los pocos lugares de Murcia donde todavía se podían encontrar nutrias, años atrás, pero es frecuente poder ver aves acuáticas, anfibios y reptiles.

Durante la ruta, se pueden descubrir los secretos de la formación de Bolvonegro, que es una auténtica joya de la naturaleza.

Su nombre procede del antiguo “gorgonegro”, documentado por primera vez en 1575 por los caballeros templarios, y que significa “garganta negra”.

Según detalla el portal “agenda menuda” de la Región, este sendero de 6 kilómetros de ida y vuelta y unas tres horas de recorrido pausado que discurren a la vera del río regala un desfile de pozas de agua, pilones y cascadas así como increíbles vistas a un desfiladero de paredes verticales.

La ruta termina bruscamente en un hundimiento producido por una falla, donde en época de lluvias se trasforma en una cascada. Aunque es un camino sin apenas dificultad técnica, lo angosto del terreno requiere andarlo con cuidado y precaución sobre todo con niños.

Este paisaje se ha ido formando durante los últimos 12 millones de años, primero excavando las rocas más blandas, las margas, y ahora las más duras, las areniscas, que se resisten a ensanchar el cauce del río pero a cambio, lo encierran cada vez más profundamente.