Botarates públicos

Botarates públicos

Hay demasiado botarate público suelto. El primero que debemos mencionar en estos días es el tal Abascal, que hace oposición a Feijóo y no a Sánchez y que tanto daño está haciendo al país con unas políticas y unas decisiones tan radicales que hasta los suyos propios se alejan de la disciplina de partido y desertan aunque solo sea para conservar el cargo. Al gallego no le va mal alejarse de él y sus pactos; le da distancia, credibilidad y solidez. También deja en evidencia a los nacionalistas catalanes, xenófobos ellos y, no olvidemos, socios del sanchismo, que se niegan a recibir equitativamente inmigrantes. Eso es lo que tiene la mentalidad secesionista, que quieren la pasta, pero no la porción mala del pastel: no olvidemos la condonación de la deuda de quince mil millones que va a asumir el Estado español, con la anuencia de otra botarate, María Jesús Montero, que eufemísticamente dice ofrecer a la región una “financiación singular”, esa que saldrá de todos y cada uno de nuestros bolsillos. ¡Qué dolor! Ahora va a tener que comparecer ante el juez por asegurar que el novio de Ayuso “pagó un piso con un fraude a la Hacienda Pública donde vive la presidenta madrileña”. Complace ver a todos ellos comiéndose sus palabras; por eso, el Le Pen nacional va a tener que ir con pies de plomo porque en España no es probable que esa postura triunfe, no es una opción política para participar en un cometido de gobierno, lo mismo que ha quedado demostrado que ni Sumar, ni Podemos ni todo el gentío de baja estofa que sostiene a Sánchez en Moncloa lo son.

Hay un botarate que da lástima, como en general la da también la mala ancianidad. Nada resulta más inquietante que perder la cabeza con el paso de los años, y al bueno de Biden lo sostienen en la presidencia de los EEUU por no tener pieza de recambio. En sus comparecencias lee malamente un teleprónter unos minutos y se marcha sin permitir que le hagan preguntas, una práctica habitual en el marido de Begoña, pero éste lo hace por otras razones. En la última aparición pública, el pobre Joe confundió a Zelenski con Putin –la cara del ucraniano era un poema-, y a Kamala con Trump. La propia Pelosi afirma públicamente que es necesaria una decisión inminente, al igual que muchos seguidores como George Clooney.

Por lo demás, Nacho Cano ha quedado también como un botarate en sus primeras declaraciones sobre el atropello al que ha sido sometido, con sus becarios interrogados durante 17 horas y con la policía presionando a las chicas de su grupo para que le acusen de acoso sexual. Francamente es demasiado abrumador, obvio, ostensible y palmario que hay detrás de todo esto un ánimo descarado de ir contra él por su apoyo incondicional a la Ayuso. Sin embargo se silencian las violaciones de Hamás porque las víctimas han sido israelíes, lo mismo que tampoco ha escandalizado a nadie de forma pública el bombardeo de Rusia contra un hospital infantil en una acción diseñada por Putin, ni tampoco las violaciones a los presos políticos.

CODA. Hay otro botarate –en este caso diríamos “botaratito” por su insignificancia y pequeñez-, que me resisto a no mencionar, y es ese play boy de medio pelo, ex jinete y recauchutado Escasi. Podría hacer muchos chistes malos con su apellido, pero su mamá no tiene la culpa. Culpa la tienen todas esas mujeres estúpidas que caen rendidas en sus brazos para no recibir nada más que los cuernos de un chulazo. Todavía si fuera Clooney…

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