Cambia tu relación con… El neceser

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Existen factores externos incontrolables que dañan la piel de la cara. Nadie escapa a la exposición solar, ni siquiera en los días nublados –los rayos ultravioletas penetran igual, aunque en invierno la radiación sea mucho menor que en verano–, de ahí la importancia de utilizar a diario protector SPF30 o superior para evitar manchas y envejecimiento prematuro (atención: cuando el envase de plástico se termina debe tirarse al contenedor amarillo). Tampoco resulta fácil huir de la contaminación. Las partículas en suspensión como el dióxido de carbono multiplican la sequedad y la pérdida de colágeno, una proteína que mantiene el cutis hidratado y firme. Si se fuma, la piel sufre aún más, porque la nicotina altera la circulación en sangre, da un aspecto más apagado y favorece la aparición de arrugas. Seguir una mala alimentación, padecer estrés o dormir mal también son enemigos de la dermis. Todo esto, cuenta la doctora Almudena Nuño, portavoz de la Academia Española de Dermatología y Venereología, se conoce como exposoma, el concepto que estudia los factores cotidianos que inciden en el estado cutáneo. “La piel es el reflejo del cuerpo y si se altera es porque algo no va bien”, confirma.

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Suelo comprar mi champú por Internet y siempre llega recubierto con un plástico muy fino. Se rasga de forma muy fácil. Al pesar tan poco, ¿merece la pena reciclarlo? ¿Se puede aprovechar?

Claro, no importa cuál sea su grosor o tamaño, todos los envases de plástico se pueden reciclar a través del cubo amarillo. Que sea fino o ligero no quiere decir que no sea resistente. La función principal de este material es evitar que se derramen restos de producto durante el envío.  

Además, gracias al ecodiseño, la cantidad de plástico utilizada es mucho menor sin que la calidad del envase disminuya. Se reduce el uso de materias primas y el impacto medioambiental. 
Para lavar el cabello no hace falta aplicar mucho producto. Se recomienda utilizar una cantidad similar al tamaño de una avellana y empezar a extenderlo por el cuero cabelludo con movimientos circulares. No es necesario hacerlo en las puntas o en el resto de la melena, la espuma que se genera con el agua ya limpiará el resto.  
 

Mi desodorante de ‘roll on’ está fabricado con un vidrio muy gordo. Al contener restos de producto no sé si se puede reciclar. ¿Por qué parece tan grueso? ¿Para que no se rompa? ¿Y hace falta separar el tapón?

Sí, no importa si quedan restos de producto, por supuesto que se puede reciclar. En las plantas de tratamiento se eliminan las impurezas y los envases de vidrio, depositados previamente en el cubo verde, se clasifican, lavan, trituran y funden para convertirlos en nueva materia prima reciclada. El tapón de plástico se deberá retirar y tirar al cubo amarillo. La espiral que lleva incorporado el producto también será separada durante su tratamiento.  

El cristal y el vidrio no son lo mismo ni están hechos con el mismo material. El primero se extrae gracias a una cristalización de gases sometidos a altas temperaturas. Y el vidrio es una combinación de arena, carbonato de sodio y caliza fundida en un horno a 1.000 grados. El cristal es más fino y delicado y cuando se rompe sus trozos son mucho más cortantes, a diferencia del vidrio, que presenta más resistencia.  

El vidrio utilizado para este tipo de envases es templado, mucho más robusto y compacto. Está pensado para que en caso de rotura no haya riesgo de cortes porque se desintegra en partículas muy pequeñas, como las mamparas de ducha. Además, al llevar un doble acristalamiento se impide el paso de la humedad para que no se altere el interior del producto.   

En el neceser llevo también toallitas húmedas pero no sé si se deben de tirar al inodoro. ¿Dónde hay que depositarlas?

La respuesta es contundente: de ninguna manera se pueden reciclar o tirar al váter. Al estar compuestas de una mezcla de celulosa, polipropileno, polietileno o algodón no pueden degradarse. Si no se tiran al cubo de restos y se desechan por el inodoro pueden causar graves daños ambientales y atascos en los sistemas de desagüe y cañerías.

De acuerdo de Libera, una alianza de SEO/BirdLife con Ecoembes, estos residuos se convierten en basuraleza y amenazan el entorno y las criaturas que lo habitan. Este problema también se conoce como “monstruos”, por su forma y aspecto tras sacar las toallitas de los alcantarillados. Por eso, desde la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento se pide expresamente que nunca se tiren por el retrete. “Los fabricantes deberán proporcionar a los consumidores información clara sobre los métodos de desecho”, afirma un comunicado de la organización.  

Mi hermana se maquilla todos los días y nunca sabe lo que tiene que hacer cuando se le acaba un rímel, por ejemplo. ¿Se puede reciclar el envase? ¿Qué ocurre con los esmaltes de uñas?

Sí, claro que se puede reciclar. Antes de depositar el envase en el cubo amarillo hay que vaciar su contenido. Lo mismo sucede con otros productos de maquillaje como los pintalabios, paletas de sombras o polvos bronceadores. Una vez separada la parte de plástico junto a los espejos e imanes que llevan incorporados se podrán tirar al contenedor amarillo. En el caso de los esmaltes de uñas dependerá de si el recipiente contiene restos de producto o no. Si está vacío sí se puede tirar al cubo de vidrio. Si no, lo ideal será llevarlo a un punto limpio. Si viene en un envase de plástico, al amarillo de nuevo.

Sin embargo, otros cosméticos como los discos desmaquillantes no se pueden reciclar. Se fabrican con viscosa, un elemento que viene de la celulosa extraída de los árboles y que lleva microplásticos para que se pueda arrastrar bien el maquillaje. Lo que sí se puede reciclar siempre es el envase de cartón en el que se comercializan estos productos o la bolsa de plástico en el caso de los discos.   

Además, algunos de estos artículos también se pueden reutilizar para darles otra salida. Para peinarse las cejas se puede aprovechar un rímel viejo limpiándolo previamente con un poco de agua y jabón. O para fortalecer el pelo de las pestañas se puede usar el mismo envase echándole un poco de aceite de ricino en el interior.  

Redacción:

Micaela Llorens

Coordinación editorial:

Juan Antonio Carbajo

Coordinación de diseño:

Adolfo Domenech

Diseño:

Belén Daza

Desarollo:

Rodolfo Mata

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