Crítica de “Madres, hijos y rabinos”: Delphine Horvilleur, una rabina feminista piensa sobre el judaísmo

Crítica de “Madres, hijos y rabinos”: Delphine Horvilleur, una rabina feminista piensa sobre el judaísmo

¿Cómo te conviertes en judío? ¿Es una cuestión de creencia y práctica solamente? No lo es. El pueblo judío se reconoce como proveniente del mismo linaje. ¿Se trata entonces de una cuestión de biología, herencia, o incluso aprendizaje? Horvilleur vuelve a las sutilezas de la transmisión judía para evocar la complejidad de la pertenencia religiosa, comunitaria e identitaria en una obra en la que nos muestra hasta qué punto la donación no implica replicación, porque no reproduce lo idéntico, lo abordado. Esa es la riqueza del judaísmo y de la Torá: someterse a una multiplicidad de interpretaciones que pueden llegar hasta la contradicción. La obra, así, trata sobre la formación de los padres, la identidad y el deseo.

Aborda cuestiones de filiación, herencia e identidad a través del prisma del judaísmo, al tiempo que realiza una reflexión más amplia sobre el significado de la transmisión hoy. El individuo contemporáneo está atrapado entre el mandato de la sociedad individualista según el cual el hombre debe construirse a sí mismo en una fantasía de autofundación y la retirada de la identidad que conduce al comunitarismo.

Si nacemos judíos o nos convertimos, o si se trata de una cuestión de creencia o práctica es el «leit-motiv» de esta guía para el análisis de una autora que, para ofrecer respuestas, combina mitología bíblica y cultura popular. Utiliza el humor a lo largo de la obra, lo que le permite abordar cuestiones fundamentales, desde la reputación de la madre judía hasta el cuestionamiento de la filiación matrilineal en el judaísmo. Con prosa seria y una sonrisa de medio lado, aboga por la unión de los infieles: «Es inquietante que todos los fundamentalismos tengan en común que apelan a la lealtad. ¡Los infieles deben unirse, creemos un club!», repite… y establecer nuestra libertad de nacer como sujeto puede traerle problemas a este gran, grandísimo pequeño libro.

Lo mejor:

La forma en que la autora aborda temas universales desde un ángulo ciertamente religioso

Lo peor:

Para la propia autora: un mensaje que aboga por la comunicación y la apertura ecuménica

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