Crítica de “Mala persona”: Bueno, sí, pero no gilipollas ★★

Crítica de “Mala persona”: Bueno, sí, pero no gilipollas ★★

No es que sea un gran tío, sino que el pobre Pepe (un adorablemente panoli Arturo Valls), de bueno, parece tonto. Porque el hombre, que regenta un bar en el barrio junto a su mujer (Malena Alterio, abnegada y estupenda), no solo ayuda a una anciana vecina para cruzar la calle, también se habla con todos los yonkis de la zona (hasta la droga le devuelve a uno que se la ha caído tras robar un bolso), le presta dinero a cualquier jeta que se lo pida aunque esté ahogado él mismo por las deudas, debe lidiar con una insoportable suegra que lo odia y, cada vez que su única hija, una choni sin oficio ni beneficio de mucho cuidado, acaba arrestada, allí está él con su amigo el abogado (otro sinvergüenza de narices) para sacarla de comisaría.

Pero la vida suele dar sorpresas, la mayoría de las veces muy desagradables, y Pepe descubre casi de carambola que tiene cáncer y que le queda poco de vida. Y decide entonces, para que nadie le llore cuando muera, cambiar y transformarse en un tipo sin escrúpulos con la ayuda del letrado ese. Comienzan los desmadres, la coca, los lingotazos de alcohol, las «infidelidades», el machismo, los comentarios racistas en redes… En fin, que Pepe acaba más solo que la una, casado con una brasileña y durmiendo en una cochambre de piso junto a un neonazi muy sentimental. En fin, una divertida y costumbrista comedia la de Fernando García-Ruiz (quien precisamente estrenará en agosto nueva película, «Odio el verano»), con buenas interpretaciones y una advertencia: hasta la bondad debe ejercerse en su justa medida.

Lo mejor:

Arturo Valls y Malena Alterio están muy bien como esa pareja “a prueba de bomba”

Lo peor:

El personaje de la doctora, que resulta tan asombrosa e increíblemente detestable