El diario de Amilibia: Llega la purga del tío Pedrito

El diario de Amilibia: Llega la purga del tío Pedrito

Dicen que Alcaraz, hundido mentalmente, necesita resetear. Lo van a enviar la psicólogo, me imagino. Cuando el Apolo de la Moncloa se siente no hundido, pero sí tocado, resetea con una buena purga. Purgar: «Limpiar o purificar lo que se considera malo e inconveniente. Hacer evacuar los excrementos por medio de sustancias que producen este efecto». Pero Él no se purga a sí mismo para evacuar, sino que pone a evacuar a los demás. Leo: «Sánchez adelanta el congreso del PSOE tras la fractura producida por el cupo catalán. El cónclave federal será en noviembre para buscar su aclamación y la renovación de los líderes más críticos». En política, renovación es un eufemismo de purga al estilo estalinista. Hombre, si un servidor fuera García-Page, Lambán o Barbón, entre otros, me pondría el enema yo mismo antes de bajarme los pantalones para que me lo ponga el purgador monclovita, mayormente porque la postura no es elegante y además de oler mal, a veces duele. De la pura del tío Benito, a la purga de Pedrito.

Según la doctrina de la Iglesia, purgar también se utiliza para referirse al padecimiento de las penas del purgatorio para purificarse de los restos de pecado y así el muerto en gracia pueda entrar en la gloria. Ah, el fuego purificador. Según los expertos hermeneutas del sanchismo depurador o purificador, a elegir, aún no se conoce la lista de los afectados en la purga que se aproxima, aunque se supone que hay varios que a estas horas ya se van patas abajo sin necesidad de laxante alguno. Cuando las trompetas catárticas anuncian «renovación», suelen producirse epidemias de colitis.

Mientras, cuentan que Él canta por los pasillos de la Moncloa, acompañado a la lira por la Bego: «Cuando a los críticos veas atacar, llegó la hora exacta de purgar». Noviembre, mes de difuntos.

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