Petróleo y gas raramente toman caminos divergentes: sus cotizaciones suelen ir de la mano. Casi siempre, pero no siempre. Los últimos días son el vivo ejemplo de esa asincronía coyuntural: la reciente subida en el barril de brent apenas se ha trasladado —para sorpresa de muchos— a la principal referencia del mercado de gas natural en Europa, el TTF neerlandés, que se ha visto mucho menos sacudido a los acontecimientos de los últimos días en Oriente Próximo.
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