Enmanuel Reyes no va a estar solo en las semifinales del boxeo olímpico. Este viernes, en el último combate de la jornada, se unió a él Ayoub Ghadfa, que arrasó al armenio Davit Chaloyan (a los puntos por decisión unánime) para garantizar dos medallas para España en París, algo nunca visto en el boxeo español. El gigante marbellí es el primer boxeador malagueño en unos Juegos, compite en más de 92 kilos y no falló, mostrando una rapidez de manos impropia para su peso y que sufrió su rival, impotente de principio a fin. Los cinco jueces le dieron el primer asalto y cuatro de ellos también el segundo. Era lo lógico, porque con su izquierda dominó la pelea, entrando y saliendo de la distancia y dejando detalles de una gran calidad boxística.
Nacido en España y de origen marroquí, se metió en los deportes de contacto por el acoso que recibía de niño en el colegio. Se metían con él y empezó con el kickboxing, después se fue a estudiar a Madrid y allí empezó a boxear además de licenciarse en INEF. Su 1,98 de altura llamó la atención de la Federación Española y la progresión que ha tenido es sideral. Su sueño era estar en París y no es que lo haya conseguido, es que ya tiene asegurada la medalla de bronce, aunque él quiere más. “Queda un paso más para cumplir el objetivo”, decía ante los micrófonos de Eurosport.
El próximo miércoles día 7 le espera en semifinales el francés Aboudou, así que Ayoub va a tener que pelear contra su rival y con toda la grada, que en cuartos fue una caldera a favor de su compatriota. De hecho ganó en decisión dividida y se podría cuestionar mucho las cartulinas de los jueces en los dos primeros asaltos. “No le tengo miedo a nada ni a nadie, sólo a Dios, así que vamos a subir a ese ring y a darlo todo como hemos hecho hoy”, decía el español, con una confianza por las nubes, que además, tiene una base sólida, su gran boxeo.
