El retorno de Puigdemont queda en el aire, pero el plan sigue: ni una “gamberrada” ni emular a Tarradellas

El retorno de Puigdemont queda en el aire, pero el plan sigue: ni una “gamberrada” ni emular a Tarradellas

Carles Puigdemont confiesa que la única actividad física que realiza con asiduidad es andar. Cuando durante la campaña electoral catalana se instaló en un pueblo del sur de Francia a escasos kilómetros del paso fronterizo de La Jonquera (Girona), Puigdemont podía haber entrado en España dando uno de sus paseos por el monte. “Nunca he contemplado mi retorno como una gamberrada”, ha declarado en más de una ocasión el expresidente catalán, que se marchó de España en 2017 para evitar ser juzgado. Cuenta que durante estos siete años ha tenido oportunidades para pisar Cataluña, hacerse una foto y volverse a marchar, burlando la orden de arresto que pesaba sobre él. “El retorno tiene que visibilizar la restitución del president de la Generalitat”, defiende. La alusión incomoda a Pere Aragonès, “yo he sido un presidente legítimo, y Quim Torra también lo fue”, pero pretende ilustrar que su viaje de vuelta cierra un paréntesis que se abrió en 2017 con la intervención de la Generalitat mediante la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

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