El secreto para elaborar de forma sostenible una cerveza legendaria con más sabor y frescura

El secreto para elaborar de forma sostenible una cerveza legendaria con más sabor y frescura

Pese a que no hay dos cervezas iguales (al menos, para el paladar), bajo su magnética espuma no hay fórmula secreta, como en otras bebidas refrescantes. Es resultado de la proporcional y acertada aleación de cebada malteada, agua, levadura y… lúpulo, que cumple una función clave: la dota de su amargor característico, estabiliza la espuma y define el sabor y el aroma. Existen más de cien variedades que se utilizan en el mundo cervecero. Las hay más amargas o más aromáticas, con connotaciones florales, cítricas o afrutadas.

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Un molino único para mantener intactas las propiedades del lúpulo en flor

A la hora de elaborar su variedad Ambar Especial, la cervecera aragonesa ha diseñado un molino cónico, específicamente pensado para desmenuzar las flores de lúpulo (humulus lupulus), esa planta trepadora, originaria de Europa, América del Norte y Asia, que ya era utilizada por los babilónicos por sus poderes bactericidas y sedantes. Las flores llegan a la fábrica de Ambar, en Zaragoza, a orillas del Ebro, directamente de los cultivadores y no se someten a procesos industriales, lo que también simplifica la cadena logística.

Una vez en la fábrica, el lúpulo en flor se introduce en un innovador sistema de molienda de más de 35 metros de altura. En su caída, por aireación, se desprenden las hojas y la lupulina que se mantienen hasta entonces en suspensión. Al final del recorrido esa combinación natural de hoja y lupulina se muele en su punto óptimo, manteniendo intactas todas las propiedades de la flor. Este proceso se realiza justo antes de añadir el lúpulo a la cocción.

Mediante este sistema de molienda original de Ambar ⎯a diferencia de otros formatos de uso del lúpulo, como el pellet o el jarabe⎯ no se somete la flor a una comprensión excesiva y de esta manera se consiguen preservar sus características esenciales.