El silencio de las mujeres

El silencio de las mujeres

Delia comienza cada día con una bofetada de su marido y raras veces consigue terminarlo sin recibir una paliza. La protagonista de la película Siempre nos quedará mañana, de Paola Cortellesi, nunca devuelve los golpes. La violencia que sufre ha sido integrada en la rutina de su familia, de los vecinos, de la comunidad. Cada vez que el marido la golpea se cierran las ventanas, los tres hijos salen de la habitación, las vecinas callan. Su suegro, que vive con ellos, repite que el problema es que Delia no puede tener la boca cerrada. Y aconseja a su hijo cómo pegarla —con menos frecuencia, pero más intensidad—, porque tampoco aguanta oírla llorar todos los días. Cada palabra de la mujer es vivida como una provocación. Su llanto, su voz resultan insoportables para los hombres de la casa. Quererla muda significa aislarla, anularla. Aunque la historia de Delia transcurre en la Italia de 1946, es solo otro episodio de una realidad más vieja que la tos.

Seguir leyendo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *