Este país de Latinoamérica intentó comprar el famoso reloj de la Puerta del Sol

Este país de Latinoamérica intentó comprar el famoso reloj de la Puerta del Sol

En la plaza más céntrica de Madrid –desde la que cada año se cumple el ritual de dar la bienvenida al nuevo año con 12 uvas– se erigía la Iglesia de Buen Suceso, derribada en 1854 dentro de uno de los planes urbanísticos que acometió la ciudad. Su reloj de una sola manecilla era uno de los referentes de la vida cotidiana de los madrileños, aunque no era nada exacto y mereció esta copla de los ciudadanos: “Este reló que hay en la Puerta del Sol –dijo un turco a un español–, ¿por qué funciona tan mal? Y el turco con desparpajo contestó cual perro viejo: este reló es un espejo del gobierno que hay debajo”.

Se decidió cambiarlo, y se encargó uno nuevo a un relojero leonés afincado en Londres, José Rodríguez Losada, quien donó la maquinaria a la ciudad de forma altruista. Durante su vida, Rodríguez Losada hizo más de 6.000 relojes, siendo el de la Puerta del Sol su obra más conocida.

Fue inaugurado por Isabel II para conmemorar el día de su santo en 1866. En 1928, tuvo lugar un incidente: una de sus pesas se desprendió y llegó al mismísimo despacho del gobernador. Tras la Guerra Civil, Radio Nacional de España utilizaba las señales horarias del reloj de Gobernación –actual sede de la Comunidad de Madrid– para sus partes informativos.

Unos años después, en 1952, el embajador de Venezuela, siguiendo instrucciones del Ayuntamiento de Caracas, quiso comprar el reloj al Ayuntamiento de Madrid, pero las negociaciones no llegaron a buen puerto. A partir de 1962, el reloj se convirtió en protagonista de la vida de los españoles en la noche de fin de año, cuando se retransmitieron las campanadas por primera vez por televisión.

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