Este pequeño pueblo de Guadalajara está repleto de apellidos vascos

Este pequeño pueblo de Guadalajara está repleto de apellidos vascos

En plena provincia de Guadalajara se ubica un pequeño pueblo de tan solo 285 que se ha convertido en un auténtico refugio de paisanos vascos.

Hay que remontarse al siglo XVI cuando el municipio de Checa era muy rico debido principalmente a la alta densidad de industrias activas que albergaba. Uno de los principales causantes de esta migración de vascos fueron los hornos, Checha tenía hornos ya obsoletos repartidos por sus montañas, entonces decidieron contactar con los mejores y más expertos técnicos que su mayoría eran procedentes de tierras vascas.

Parece ser que muchas familias vascas, entre ellas, la familia Arrazola decidieron mudarse a la localidad guadalajarense en busca de una mejor vida.

En este punto, según un documento de 1522, un vecino de Oñate, Sancho de Arrazola, y su mujer, Magdalena de Basarte, se mudaron a esta localidad de la comarca del Señorío de Molina de Aragón para trabajar en una ferrería. Otro Arrazola, Lorenzo Arrazola, pero en este caso ya nacido en Checa en 1795, sería ministro de Estado y presidente del Consejo de Ministros de España.

Tras casi 500 años de historia, algunos de estos apellidos se perdieron aunque actualmente mantienen al menos ocho de ellos (Arrazola, Latasa, Oñate, Chavarría, Berasaluce, Rustarazo, Herranza y Araúz) , siendo Arrazola el más común en la zona. En este sentido, la Tribuna de Guadalajara asegura que “todavía hay descendientes en Checa de esos primeros vascos”.

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