Faltan políticos valientes que hablen de la inmigración (y no contra ella)

Faltan políticos valientes que hablen de la inmigración (y no contra ella)

En una Europa cada vez más dividida entre güelfos y gibelinos, esta familia política disfuncional que un día fue ecuménica y derribadora de fronteras ha encontrado un asunto por el que brindar: reforzar las verjas exteriores. Si Quevedo vio los muros de la patria suya, si un tiempo fuertes, ya desmoronados, hoy cantaría las maravillas de Frontex, y celebraría que los gobernantes del siglo XXI dejen de discutir por chorradas como el Estado social o la calidad de la democracia para disuadir mejor a los desgraciados de ultramar, a quienes se les quiere negar hasta la posibilidad de fregar el suelo sobre el que aspiran a vivir.

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