La búsqueda y captura de Mohammed Amra y sus cómplices se intensifica y amplifica a otros países. El ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, explicaba este miércoles que estamos ante una macrooperación «sin precedentes» que moviliza a todos los resortes del Estado. 450 agentes, cuerpos especiales, helicópteros y múltiples controles en las carreteras francesas para intentar dar con los responsables del mortal ataque al furgón penitenciario del martes por la mañana en la periferia sur de Rouen que provocó la fuga del reo. Darmanin ha confirmado la colaboración estrecha con las policías de varios países ante la sospecha de que Amra esté intentando cruzar fronteras. La internalización del caso ha llevado a que la Interpol publique este miércoles una alerta roja a petición de París, lo que supone un aviso de búsqueda en los 196 países que configuran la organización. Sin especificarlos, Darmanin ha puesto sus esperanzas en los «múltiples rastros judiciales» que se están siguiendo para dar con la captura del comando y del preso.
Con el paso de las horas, se van conociendo más detalles del perfil de Amra, de 30 años y nacido en Francia y sobre el que pesaban hasta 13 condenas por diversos motivos. La última se remontaba al 7 de mayo cuando el tribunal de Evreux le acababa de imponer 18 meses de prisión por robo con allanamiento. La Fiscalía de París ha precisado que Amra se encontraba además en detención preventiva por otros casos, entre ellos por complicidad en asesinato en banda organizada y secuestro, entre otros. Pero además, los investigadores creen que el preso fugado podría estar detrás del mandato de varios asesinatos en los últimos años, alguno de estos casos incluso le conduce a nuestro país.
Según revela el diario Le Parisien, Amra podría estar implicado en un intento de asesinato en Marbella el año pasado. Sucedió el 18 de julio de 2023, cuando un hombre con una camiseta del Olympique de Lyon, una gorra y un pañuelo en el rostro apareció en las calles de Marbella con un arma y disparó varias veces sin que al parecer hubiese víctimas. El hombre huyó. De acuerdo con Le Parisien, el objetivo de la operación era matar a un francés originario de Normandía, supuestamente ligado al narcotráfico. Además, durante su corta detención en Évreux, adonde había sido trasladado en abril, se observó que los barrotes de su celda habían empezado a serrarse, según la fiscal. Según otra fuente conocedora del caso citada por la agencia France-Presse, el joven sería el cabecilla de una red de narcotráfico.
Paralelo a la búsqueda, continúa el duelo y la consternación. Un minuto de silencio se ha mantenido este miércoles por la mañana por el personal penitenciario en todas las prisiones de Francia. Los sindicatos de prisiones han pedido al ministro de Justicia, Éric Dupond-Moretti, que se fomente el uso de la videoconferencia para reducir los traslados entre las prisiones y los tribunales y una revisión de los sistemas de escolta. «Haremos todo lo posible para encontrar a los autores de este despreciable crimen», aseguró la víspera Dupond-Moretti, precisando que era la primera vez desde 1992 que un funcionario de prisiones moría en el ejercicio de sus funciones.
Este ataque sucede en un contexto en el que la delincuencia relacionada con las drogas se ha disparado en toda Europa. Marsella, al sur del país, ha sido el epicentro de la violencia entre bandas en Francia, con una guerra especialmente violenta entre clanes de traficantes. A menos de un mes para las elecciones europeas, el Gobierno francés teme que una vez más la ultraderecha pueda sacar rédito del caso. Jordan Bardella, candidato en las europeas por el partido de extrema derecha Reagrupamiento Nacional, ha señalado: «Cada día un auténtico salvajismo se abate sobre Francia». La lista de la formación de Le Pen encabeza las intenciones de voto sacando varios puntos de diferencia a la de Macron. En un intento de mostrar firmeza, el primer ministro Gabriel Attal señalaba el martes por la tarde en la Asamblea Nacional: «Los buscaremos, los encontraremos y lo pagarán”.
