Gana Puigdemont

Gana Puigdemont

El fugado ha ganado. Junts recupera el protagonismo haciendo una política a cara de perro con el Gobierno de España, y eso renta en el nacionalismo catalán. Su competidor, ERC, se ha hundido porque el universo indepe ha visto en Aragonès, Rufián y compañía una muleta del sanchismo. Ha anulado al PSC, además, porque ERC ha decidido irse a la oposición para no implosionar. Además, Sánchez no tiene fuerza para impedir que se postule como presidente de la Generalitat o que, en su defecto, impulse la repetición de los comicios en Cataluña. Sus siete votos en el Congreso son muy poderosos.

A Puigdemont le conviene la repetición electoral, además, por varios motivos. El primero es que la amnistía estará aprobada antes del otoño y podrá estar presente en la campaña y mostrar el éxito arrancado al Estado español. El segundo es que quiere liderar un frente común separatista contra los “unionistas”; es decir, el PSC, PP y Vox, y esa polarización le beneficia. Y el tercer motivo es que enfrente tiene a un Gobierno de España muy débil que ha renunciado a combatir legal y discursivamente al nacionalismo delictivo. Esto permite a Junts convertir su nombre en sinónimo de independencia de Cataluña.

La victoria moral y política será de Puigdemont si hay repetición electoral. Tendrá la campaña hecha con su vuelta a España. Veremos cómo es recibido en loor de multitudes allí por donde pase, otorgando así a su proyecto una fuerza que antes no tenía. Y lo hará con un Sánchez callado por siete votos, y tras sacrificar una vez más a un dirigente territorial. Hay que reconocer que esta resurrección del proces ha sido gracias a Sánchez, que le ha insuflado vida cuando el cansancio de los catalanes era más que evidente en las encuestas. Su ambición ha llevado a España a la situación anterior a la República independiente de los ocho segundos.

El pulso con ERC lo ha ganado también Puigdemont. El “sacrificio” de Junqueras y compañía yendo a prisión no ha servido para nada. El indulto, éxito de ERC, se ha percibido como una cuestión personal, de los involucrados en el golpe, mientras que la amnistía, logro de Junts, se ve como una victoria de todo el proceso independentista. Las imágenes de algunos líderes golpistas saliendo de la cárcel no produce la misma emoción en el nacionalismo que obtener el triunfo moral del 1-O, con sus urnas y el enfrentamiento con la policía. Es un buen momento para recordar que Sánchez en el Congreso de los Diputados llamó “piolines” a las fuerzas del orden, y que ahora tendrá que tragarse sus palabras.

Al tiempo, mientras Junts lo celebra, los republicanos críticos con el pacto con Sánchez van a pedir un giro y que rueden cabezas. Ese cambio solo puede pasar por competir en nacionalismo con Junts y sustituir a Aragonès por un candidato más independentista como Marta Rovira o Junqueras. Es evidente que los diputados de ERC en el Congreso tendrán que cambiar, ser de oposición, y tratar de apretar las tuercas a Sánchez, que lo va a pasar rematadamente mal, o no, porque esta situación tan poco es muy mala para el amo del PSOE.

El 9-J serán las elecciones europeas, y la constitución del Parlamento catalán el día 10. El calendario juega a su favor. Esto permite al sanchismo mantener el discurso de la concordia apoyado en su subida electoral, que ha sido muy importante. Podrá decir que estos comicios autonómicos han refrendado su política de reencuentro entre el electorado no independentista, y que es la vía sensata entre el nacionalismo irredento y la “derecha y la ultraderecha”. Illa, además, intentará presentarse a la investidura para que se vea que es la alternativa a Puigdemont. Y, por último, Sánchez jugará la baza de que el PP queda como un partido irrelevante en Cataluña, lo que justifica su apartamiento en el cambio de régimen que vivimos.

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