El incendio desatado en la aguja de la catedral gótica de Ruan, una de las más emblemáticas de Francia, nos lleva otras tragedias recientes muy similares ocurridas en construcciones históricas. Es el caso de la Bolsa de Copenhague, uno de los edificios más representativos de la capital danesas. El 16 de abril de 2024, se vio sumido en un incendio que no terminó de controlarse hasta ocho horas después. No hubo víctimas mortales, pero los daños en su estructura fueron graves.
Las llamas afectaron a la mitad de esta construcción del siglo XVII y provocaron el derrumbe de parte de la techumbre y del icónico chapitel de su torre. Las obras de arte que guardaba la Bolsa en su interior pudieron ser salvadas, incluida “Desde la Bolsa de Copenhague”, del impresionista danés P.S. Kryer.
El edificio se encontraba en obras desde 2022. El incendio comenzó debajo de la techumbre, de difícil acceso, lo que motivó su rápida expansión, a pesar de que los trabajadores que se encontraban allí dieron enseguida la voz de alarma. Además, los andamios colocados en su fachada dificultaron las labores de control y extinción. Por un momento, se temió por la integridad de varias alas del castillo de Christiansborg, sede del Parlamento, que se encuentra próximo a la Bolsa.
“Un pedazo de historia danesa está en llamas: 400 años de patrimonio”, lamentó en redes sociales la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen.
Otra tragedia que conmocionó al mundo fue la de la catedral de Notre Dame, en abril de 2019. Pudimos ver en directo cómo caía la aguja de este símbolo del gótico parisino. aTanto el espacio interior como muchos bienes muebles se dañaron gravemente.
El incendio se produjo probablemente de forma accidental, por un descuido durante los trabajos de restauración que se estaban efectuando en esas fechas. En 24 horas, se recaudaron más de 800 millones de euros para la reconstrucción. La financiación de la renovación se llevó a cabo mediante donaciones. El reconocido escalador Alain Robert, por ejemplo, escaló un rascacielos para apoyar en la recaudación de fondos.
Cinco años del suceso, las obras de restauración están casi completas y Notre Dame se prepara para ser de nuevo la protectora de la ciudad que siempre fue.Los trabajos se orientaron primero a garantizar la seguridad del edificio y más tarde a reconstruir estructuras tan emblemáticas como “El bosque” -la cubierta constituida con la madera de más de un millar de robles- o la Gran Campana. Poco a poco Notre Dame está volviendo a ser uno de los símbolos de la ciudad.
