La Casa Rudofsky, un tesoro arquitectónico camuflado en el paisaje de Frigiliana

La Casa Rudofsky, un tesoro arquitectónico camuflado en el paisaje de Frigiliana

No tenía radio, televisión ni teléfono. Tampoco una dirección concreta a la que enviar cartas. Apenas una pista de tierra llegaba a una vivienda tan singular como única. La obra, realizada entre 1969 y 1971, se rindió a su entorno natural. Respetó los olivos existentes en el terreno y jugó con las ramas de grandes algarrobos para fundir arquitectura y naturaleza. Declarada Bien de Interés Cultural en 2009, la casa que Bernard Rudofsky diseñó a las afueras de Frigiliana (Málaga) fue la última que el arquitecto checo diseñó en su vida. Allí se retiraba junto a su mujer, Berta, para descansar cada verano de su ajetreada vida en Manhattan. El proyecto fue firmado, además, por José Antonio Coderch, íntimo amigo de uno los creadores más innovadores y polifacéticos de la arquitectura y el diseño del siglo XX. Lo demostró con la exposición Arquitectura sin arquitectos, en el MoMa de Nueva York, hace justo 60 años, que revolucionó la disciplina con una mirada a la tradición. “Lo que hace falta no es una nueva forma de construir, sino una nueva forma de vivir”, decía el arquitecto ya en los años treinta.

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