La catedral más antigua de España está en un antiguo puerto ballenero de Galicia

La catedral más antigua de España está en un antiguo puerto ballenero de Galicia

En un rincón de la costa gallega, en la tranquila localidad de Foz, provincia de Lugo, se erige una joya arquitectónica que guarda en sus muros más de mil años de historia.

La Catedral de San Martiño de Mondoñedo, conocida también como San Martiño de Foz, es reconocida como la más antigua de España, atribuyéndosele el hecho de haber sido la primera catedral consagrada como tal en nuestro país y, quizás, en todo el sur de Europa que se conserva en pie.

La historia del templo se remonta al siglo VI, resultando así no sólo un testimonio del pasado cristiano de la península, sino también un reflejo de la mezcla de culturas y estilos arquitectónicos que han dado forma a la región.

La historia de San Martiño de Foz se entrelaza con la de la antigua diócesis de Britonia, sede episcopal que fue establecida por los bretones que llegaron a Galicia huyendo de las invasiones sajonas en las Islas Británicas.

No en vano, la invasión de Gran Bretaña por los anglosajones en el siglo V desencadenó una huida de sus habitantes al continente europeo, donde en un lugar próximo a la costa lucense se establecería un grupo de fieles con su obispo formando una sede episcopal en Britonia ya mencionada en el Parroquial Suevo.

Dicha sede tendría su base en el llamado Monasterio Máximo, cuya localización pudo hallarse en Bretoña, en el actual municipio lucense de A Pastoriza.

Posteriormente, la invasión sarracena destruiría Britonia en torno al año 830, obligando a dividir en dos la diócesis, dando lugar a las de Oviedo y Mondoñedo, y asentándose esta última en San Martiño de Mondoñedo, en el actual municipio de Foz, en torno al año 870.

Aunque la actual construcción se levantó en gran medida entre los siglos IX y X, sus orígenes se encuentran en una iglesia que ya existía en el siglo VI, lo que la convierte en un testimonio único en España.

Un tesoro de estilos

El templo actual de San Martiño de Foz presenta una fascinante mezcla de estilos arquitectónicos. Así, el edificio que se conserva es la iglesia del antiguo monasterio, con elementos arquitectónicos de los siglos X, XI y XII. Se encuadra en el estilo románico inicial, si bien ciertos vestigios reaprovechados en su construcción remontan su origen al mencionado siglo VI.

La estructura de la catedral es relativamente sencilla, con una planta basilical de tres naves separadas por arcos de medio punto apoyados sobre columnas de granito.

El ábside principal es una de las partes más notables del templo, con su bóveda de cañón y una serie de ventanas que permiten la entrada de luz natural, creando un ambiente sereno y contemplativo. En el exterior, la fachada oeste está adornada con un rosetón y una serie de canecillos que muestran la influencia del románico más temprano.

Legado espiritual y cultural

A lo largo de los siglos, San Martiño de Foz ha sido mucho más que un lugar de culto. La catedral ha sido testigo de numerosos acontecimientos históricos que configuran una historia, en cierta medida, incomprensible.

Hasta tal punto es así que el profesor Yzquierdo Perrín dedicó a esta iglesia su discurso de ingreso en la Real Academia Galega de Belas Artes, afirmando de San Martiño que es “uno de los más enigmáticos monumentos de Galicia”.

En este sentido, la Catedral de San Martiño de Foz es un testimonio silencioso pero elocuente de la historia milenaria de Galicia y de España. Un templo escondido en la costa gallega, destino imprescindible para aquellos interesados en la historia, la arquitectura y la espiritualidad.

Foz, antiguo puerto ballenero

Al visitar San Martiño, uno no sólo se adentra en un espacio sagrado, sino también en un relato que ha sobrevivido a los siglos y que sigue siendo relevante en el mundo contemporáneo. Un templo que se erige en un entorno natural incomparable como Foz, antiguo puerto ballenero.

En esta localidad lucense, durante los siglos XVI y XVII se ubicaba uno de los tres astilleros más importantes de Galicia. Armadores y pescadores focenses se dedicaban, fundamentalmente, a la captura de ballenas.

Las condiciones del puerto junto al privilegio de poder pescar ballenas y al tráfico internacional hizo que Foz viviera en estos siglos su época de mayor esplendor económico.

Este pasado marítimo se transforma hoy en un litoral incomparable con playas como A Rapadoira, Llas, Peizás o Arealonga. Cerca de 15 kilómetros de arenales de finísima arena blanca que jalonan una ría, la de Foz, que se ha convertido en un paraíso natural para los amantes de los deportes náuticos: surf, windsurf, kite, piragüismo, vela.

Foz surge así como un destino que atrae tanto a turistas que buscan relajarse en sus playas como a aquellos interesados en explorar su historia y su cultura. Un pequeño pueblo marinero que ofrece una experiencia única que combina la tranquilidad del mar con la calidez de una comunidad que ha sabido preservar sus raíces.

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