La guerra de los Rose, versión Moncloa

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En el Consejo de Ministros siempre ha habido poco amor entre los dos socios de coalición, pero Pedro Sánchez y Yolanda Dían han sabido representar siempre a la pareja, política, perfecta, con conexión cómplice hasta en las miradas. Pero eso se acabó. Y la ruptura entre Sánchez y Díaz trasciende la competencia dentro de la izquierda en este ciclo electoral. La coalición se ha convertido en “la guerra de los Rose”, y el conflicto por el buque con armas, con supuesto destino a Israel, según la campaña promovida por Podemos y Sumar, es la metáfora de lo que se vive cada día de puertas hacia dentro en el Consejo de Ministros.

De fondo, el argumento principal que explica que la buena relación entre el presidente del Gobierno y la vicepresidenta se haya convertido en un matrimonio mal avenido, en proceso de separación traumática, es la competencia por el espacio electoral. Sánchez todavía cuida las forma con las que se dirige a su ministra de Trabajo, pero por detrás mueve una campaña de desestabilización del suelo que ella pisa. Y Yolanda lo sabe. Están socavando sus competencias y ninguneando sus propuestas para que no pueda seguir colgándose medallas en el ámbito social, y además de la forma más dañina, con buenas palabras en público, y navajazos entre ellos a la sombra de Palacio.

La polémica por el buque Borkum, que ha puesto en riesgo el envío de armas a Ucrania, resume perfectamente el estado del “matrimonio” Sanchez-Yolanda. La parte socialista no se fía del ala de Sumar y no le traslada información restringida. Los de Sumar tampoco preguntan y se dejan llevar por lo que dicen unos activistas para montar una campaña contra el PSOE: y todo acaba en un cruce de descalificaciones a través de los medios y de las redes sociales.

En esto, Sumar tiene todas las de perder porque Yolanda Díaz se ha quedado sin el favor de Sánchez. El líder socialista ha interiorizado ya que está Legislatura no va de hacer reformas ni de aprobar leyes en el Congreso, incluso tiene encima la amenaza de perder el apoyo de los siete diputados de Junts. Y este marco hace todavía más irrelevante la función de la vicepresidenta porque sus escaños no son suficientes para sacar nada adelante en las Cortes, y menos desde la ruptura con Podemos.

La campaña europea vendrá salpicada de más choques en una competición por el espacio electoral que está ganando el PSOE. A Yolanda Díaz, su estado político menguante le complica también mantener la unidad de las fuerzas que se unieron sólo para competir electoralmente en las pasadas elecciones generales.