La invasión de Ucrania por parte de tropas rusas es, según la terminología del Kremlin, una “operación especial” que, sin embargo lleva ya 52 meses embarrancada y sin avances notables. Pero, en muchos aspectos, es una suerte de “guerra santa” en la que está empleando muchos más efectivos de los que le gustaría.
De hecho, y según la mayoría de las informaciones, ya le ha costado más de medio millón de muertos, especialmente después de un mes de mayo con más muertos de lo normal.
Putin ha puesto mucho empeño en presentar la guerra en Ucrania como una cruzada que, más allá del aspecto puramente militar, afecta a toda la sociedad, y eso incluye a las autoridades religiosas, a quienes el presidente ruso acude siempre que lo necesita.
Estos días, el Gobierno ucraniano ha hecho público un polémico vídeo en el que se muestra a varios popes de la iglesia ortodoxa rusa bendecir algunos de los blindados y vehículos que luego son enviados al frente “para matar a la población ucraniana”.
En el vídeo se aprecia cómo algunos de estos religiosos echan agua bendita sobre estos vehículos, a los que se muestra después en algunas de sus acciones en el frente, así como actos en los que bendicen a los soldados que van al frente y les hacen la señal de la cruz sobre la frente.
“Los curas rusos llaman a esto ‘guerra santa’ -denuncia el vídeo-. En Rusia, la Iglesia es una parte importante de la industria militar. Los religosos visitan a menudo los soldados en sus destacamentos, a los que animan a luchar por la santa Rusia. ¿Qué tipo de cristianismo es este?”.
