La historia de las 200 “maredeutrobades” que se celebra en septiembre

La historia de las 200 “maredeutrobades” que se celebra en septiembre

En torno al 8 de septiembre –día en el que el calendario litúrgico de la Iglesia Católica fija la memoria la Natividad de Nuestra Señora- se celebra en muchos pueblos las fiestas de les «marededeus trobades», unas 200, según el historiador Manuel Moragues Santacreu. Algunas de ellas como la Mare de Déu de Sales, en Sueca, o la Mare de Déu de la Salut, en Algemesí, son muy renombradas.

Estas imágenes y advocaciones son cariñosamente veneradas en otros tantos lugares y cuyos orígenes siguen cantándose en sus respectivos Gozos inspirados fundamentalmente en la tradición oral pasada de generación en generación, relatos piadosos que otorgan a sus hallazgos, que no apariciones, una señal mistérica.

La teoría principal que suele explicar el hallazgo de tantas imágenes de esta serie iconográfica mariana es el hecho de que pudieron ser ocultadas en los tiempos últimos y duros de la dominación musulmana del territorio por temor a que fueran destruidas por las últimas oleadas de invasores, pues algunas tribus eran más radicales y hostiles al cristianismo.

La existencia de la devoción, veneración y culto a este tipo de imágenes apuntaría a que el cristianismo estaba bastante arraigado en dichos pueblos allá por el siglo VIII, que perduró a través del tiempo, coexistiendo con los llegados de religión y cultura islámica, aunque en algunos momentos y lugares con fricciones y tensiones. Cuando superaron los de fuera a los propios del lugar, crecidos o radicalizados, temiendo los cristianos perder sus tesoros devocionales más preciados, los escondieron.

Las imágenes fueron ocultadas en el campo, parajes, lugares singulares, algunas de ellas bajo campanas para estar mejor protegidas, a la espera de sortear los peligros de su destrucción.

Al pasar el tiempo y menguar la población cristiana se perdería la memoria de su existencia hasta que, reconquistado el territorio por las tropas de Jaime I, la población cristiana comenzó a crecer y estar a la par o superar a la población de religión islámica.

A partir de aquí, en los años o siglos siguientes irían siendo encontradas dichas imágenes por labradores o pastores que estaban en continuo contacto con el medio natural, o se le buscaría al tener algún hilo de memoria en la tradición oral de su escondite u ocultación.

En algunos pueblos se celebra en estas fechas representaciones o recreaciones de dichos hallazgos o se peregrina a los lugares donde las imágenes fueron descubiertas. En dichos puntos se ha levantado monolitos, capillas o ermitorios que recuerdan el portentoso hecho.

Muchas de estas imágenes están en el “Catálogo de todas las santas imágenes de nuestra señora que dichosamente se veneran en la ciudad, villas y lugares en el reyno de Valencia con una breve descripción del modo, sitio y lugares en donde se hallaron y tuvieron el origen las Santísimas imágenes con sus invocaciones”, de José de Castelví Coloma, publicado en el siglo XVII, libro que pueden encontrar en la Real Biblioteca del Patrimonio Nacional.

El manuscrito recoge 77 de las imágenes de la Virgen más veneradas por entonces en el territorio valenciano, desde Traiguera hasta Oriola. Es una guía de santuarios y advocaciones marianas, datado en 1689. Entre otras están las advocaciones marianas del Puche, Campanar, Niño perdido, Remedio, Gracia, Socorro, Aljibe, Desamparados, Morenita, Milagro. Misericordia, Rosario, Monte Olivete, Pie de la Cruz, Seu de Xátiva, Salud, Consolación, Lledó. Vallivana, Cueva Santa, Aguas Vivas, Lorito, Olivar, Zorita, de la Armada, La Balma. Loreto, Soledad, Agres, de la Huerta, Sales, Misericordia, Socorro. Herbés, Esperanza, Angeles, Rebollet, Buen Suceso, del Don, del Milagro, La Cabeza,…

La fuerte devoción a las Vírgenes nos hablan de unas poblaciones o ciudades que fueron fuertemente sometida a una inculturación cristiana, repobladas o dominadas por cristianos, y por el contrario, donde en lo religioso predomina fuertemente la devoción y culto por la imagen de un Cristo Crucificado nos indica que ese pueblo o lugar estuvo muy arabizado y la Iglesia se empleó a fondo con una pastoral cristológica para sustituir la fe en Mahoma por la fe en Jesucristo. Dos indicadores histórico sociológicos religiosos importantes a tener en cuenta. Por ejemplo, Almàssera tiene una arraigada fe en dos Cristos y, hoy unificadas sus advocaciones, de la Fe y la Providencia, mientras no tiene ninguna Virgen Patrona. Fue un pueblo muy moro.

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