No recuerda la nacionalidad de aquella niña, pero sí que tenía ocho años, que viajaba sola desde las costas de Libia y que gracias a la inteligencia artificial (IA) pudo encontrar a unos familiares en Europa. Mauro Di Si, coordinador de búsqueda y rescate en la organización Open Arms, hace memoria de esta historia en una llamada con EL PAÍS. “La cría hablaba poco francés. Mediante la IA pudimos comunicarnos con ella y entender que tenía familia fuera de África”, comenta Di Si. Para las últimas dos misiones humanitarias en el Mediterráneo, la empresa polaca Traductores VA proporcionó su modelo V4 a la organización. Un aparato que traduce voz, texto o fotografías de manera instantánea y detecta 108 idiomas distintos, incluidas lenguas regionales del continente africano.