La mariposa que se quema las alas

La mariposa que se quema las alas

Los más encarnizados enemigos del sanchismo sostienen que Pedro Sánchez tiene una influencia tóxica sobre los que se acercan a él, y sobre lo que toca, en el campo político. Vienen a decir que es gafe y que cuanto más lejos de su compañía, mejor. Seguramente este juicio tan negativo es exagerado y visceral. Lo que pasa, apuntan sus defensores, es que posee una habilidad especial para calibrar y desembarazarse de los que pueden amenazar sus planes. Pero no parece un buen negocio hacer tratos con este hombre. Los hechos son bastante concluyentes: acercarse a Sánchez resulta peligroso. El que lo hace acaba como la mariposa que se aproxima a la vela encendida y termina con las alas quemadas. La lista de políticos «quemados» es significativa. El último es Pere Aragonés, de ERC. Pero en ella figuran personajes tan variados como Pablo Iglesias, Yolanda Díaz, ya claramente chamuscada, o Albert Rivera e Inés Arrimadas, de Ciudadanos, que se dieron cuenta del peligro tarde. Veremos qué pasa con Puigdemont, sobre todo si llegan a hacerse por fin la foto juntos, y con el servicial Salvador Illa.

En el plano más doméstico, saltan a la vista los apuros de su mujer y de su hermano. Es significativo que los tres que lo acompañaron en el Peugeot por las agrupaciones para recuperar el mando del PSOE, los incondicionales José Luis Ábalos, Adriana Lastra y el bueno de Koldo García, han caído en desgracia. A ver cómo acaban los servidores del Grupo Prisa después de tantos favores prestados. Está comprobado que los organismos o instituciones que maneja de cerca Pedro Sánchez, sin contar el gallinero del Consejo de ministros y el gatuperio del Congreso de los Diputados, se desprestigian automáticamente. Baste citar al CIS, TVE, la Fiscalía o el Tribunal Constitucional. De ahí que cunda la convicción, no sólo entre los dirigentes de la oposición, también en la calle y en la parte más fiable del mundo intelectual, de que el principal problema político de España, por su toxicidad, es Pedro Sánchez.

Contrasta esta versión negativa del personaje con la imagen que tienen de él sus entusiastas seguidores. Alaban no sólo su demostrada capacidad de resistencia y su extraordinaria inteligencia táctica sino también su buena suerte o baraca, la misteriosa bendición mora que le saca de los trances más comprometidos. Ellos, con Tezanos al frente, lo consideran casi invencible. Su argumento es concluyente: ¿Qué culpa tiene la vela, que ilumina la estancia de la casa, de que una imprudente mariposa acerque sus alas a la llama?