Sembrando tempestades

Sembrando tempestades

Sánchez ya tiene lo que quería para su campaña europea. Vox y Milei no se lo han podido poner más en bandeja, tal y como a nuestro polarizado presidente le gusta. Dado que casi todo cuanto sale de su factoría es fake, rasgarse las vestiduras ahora también, porque en realidad es su gran coartada para autoproclamarse único líder de la izquierda y de la ultra-ultra izquierda, y así emprenderla contra Feijóo por no salir en socorro de su media naranja. Claro que el gallego hace bien en recordarle a Albares como sólo llama cuando le conviene, pero no para acordar asuntos cruciales sobre el Sahara, Ucrania, Israel o Gibraltar, temas verdaderamente de Estado en los que es fundamental la unidad de acción entre el Gobierno y la oposición. Pero no, Albares llama cuando le dice Pedro, cuando se produce, es verdad, una agresión impresentable no a las instituciones ni a la democracia ni al Estado como argumenta el vivaracho inquilino del Palacio de Santa Cruz, sino contra el entorno más cercano del presidente, que no es exactamente lo mismo, aunque sea igualmente impresentable. También contra Sánchez en persona, al que llamó «calaña atornillada al poder». Expresión excesiva viniendo del presidente de una República hermana y en suelo español, si bien el origen del fango está en Óscar Puente, que osó llamar drogadicto a quien ahora le responde de la misma manera. Ya se sabe lo que sucede cuando se dedica uno a sembrar vientos. En este caso, a sembrar directamente tempestades, pues el Gobierno español ha querido desde el minuto uno transmitir su total hostilidad a quien es hoy el presidente democrático de la nación argentina. Si le hubiera llamado para felicitarle por la victoria, si hubiese enviado un representante de su Ejecutivo para la toma de posesión, si no hubiera sido Sánchez desde el primer momento ofensivo para con el argentino, si Puente no dice lo que dijo, seguro que no estábamos aquí. Algo que, por otra parte, a nuestro timonel le conviene, pues es lo que busca: tensión, confrontación, polarización y esparcir el fango para sacar el máximo rendimiento en las europeas. A estas alturas de la partida, ni Albares ni Sánchez nos van a engañar. Conocemos de sobra la hoja de ruta.

Por lo demás, lo del orate bonaerense tampoco es para descubrirse. Venir a un mitin privado en España utilizando los medios públicos de los que abomina es una gran incongruencia. Milei no cree en el Estado y quiere destruirlo, pero sirviéndose de él. En realidad, es un agente de Washington y de Sion, que exhibe teorías anarco-libertarias para justificar la destrucción de instituciones como el Banco Central, echándose en brazos de la Reserva Federal americana y otras entidades globalistas que promueven el gobierno mundial, al que se someterá. Es decir, va a liquidar a Argentina como entidad soberana, convirtiéndola en satélite del capital anglosajón. Buena parte de la Patagonia es hoy propiedad de Soros y de sus socios multimillonarios Joe Lewis, Eduardo Elzstein y Marcelo Mindlin. Jamás la anglosfera pudo imaginar que, amén de las Malvinas, se les pondrían a tiro la Patagonia y la Argentina entera. El contubernio masónico, que decía Franco. En eso está Milei. Claro que los de antes eran peores.