La naturaleza del violador

La naturaleza del violador

Desde que la extrema derecha les arrebató el protagonismo y los votos a la derecha y al centro tradicionales, la política ha perdido lo que hacía posible la convivencia: la mediación entre lo que se siente y lo que de hecho se puede decir, proponer y finalmente ejecutar. La sutileza, el toque, la retórica han sido durante siglos la esencia de lo que se llamaba “el arte de la política”. Incluso en el pasado reciente, varios políticos de diferentes partes del mundo perdieron sus mandatos por haber sido sorprendidos confesando deseos y fechorías que son inaceptables en la vida común. Eso ya ha terminado. Como demuestra Donald Trump, se puede planear un golpe de Estado y seguir concurriendo a las próximas elecciones con posibilidades de ganarlas en la que se vanagloria de ser “la mayor democracia del mundo”. No obstante, hay pocos parlamentos capaces de encarnar este cambio radical de forma tan obscena como el Congreso de Brasil.

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