Las precipitaciones en el Pirineo en marzo y abril, hasta 80 centímetros por encima de 2.000 metros en algunos momentos, han pintado de blanco la montaña en primavera más que en invierno y han aumentado el caudal de los ríos de forma espectacular. El Segre, el Noguera Ribagorzana y el Noguera Pallaresa, en el Pirineo catalán, han multiplicado por 30 sus reservas en forma de nieve. En Aragón ocurre lo mismo con los dos grandes cursos de agua que bajan del parque nacional de Ordesa y Monte Perdido: el río Ara está en máximos de los últimos cinco años con 86 hectómetros cúbicos y el Cinca también muy cargado con 138, según los datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro.