Leo Bassi nació en Nueva York en una larga familia de artistas circenses. Desde niño asumió su herencia y se hizo malabarista, pero pronto descubrió que le gustaba más ser bufón y llevó al extremo el arte de la provocación no solo en las carpas, sino también en los teatros y los platós de televisión. Radicalmente anticlerical, antifascista y establecido en España desde hace casi tres décadas, un grupo de ultracatólicos llegó a ponerle una bomba junto a su camerino en 2006. A sus 72 años conserva el mismo espíritu combativo y lo reivindica en su obra 70+, que representa este jueves en el Teatro del Barrio de Madrid, mientras celebra misas, bodas y funerales cada domingo en el Paticano, un lugar minúsculo en el que dios es un patito de goma, con rituales similares a los del catolicismo.