Leonardo Lungarella, chef de Fortuna, en el Puerto de Andratx, nos desvela esos destinos con sabor, que resultan imbatibles en la isla. ¿Los conoces?

Leonardo Lungarella, chef de Fortuna, en el Puerto de Andratx, nos desvela esos destinos con sabor, que resultan imbatibles en la isla. ¿Los conoces?

Lo reconocemos, Mallorca es de las Baleares nuestra isla favorita. Que, como en todas, encontramos escondites recónditos maravillosos en los que refugiarse de la marabunta turística, lo sabemos, y que en ella existen establecimientos que ofrecen una culinaria muy diferente entre sí, también. Aun así, siempre descubres un lugar en el que quedarte. En una de nuestras últimas visitas conocimos a Leonardo Lungarella, responsable del buen comer en el restaurante Fortuna, situado en el mismo Puerto de Andratx.

Durante nuestra conversación nos dejó claro que dan una gran importancia al «factor humano» de la pequeña empresa de la que forman parte tres establecimientos, que en estas líneas vamos a desmigar. Dicho esto, comenzamos por Mitj&Mitj, ese lugar al que todos queremos ir para comernos la puesta de sol en el que degustar, al ritmo de la música, que te envuelve de buen rollo, varios snacks muy bien ejecutados: «Desde hace más de 25 años cada temporada nos visitan clientes, que han venido con sus padres y ahora acuden con sus hijos. Es un lugar mágico en el que disfrutar de un preciosísimo atardecer», dice el chef, quien nos recomienda ver cómo se acuesta el sol con un moscow mule en mano para acompañar al bikini trufado. Ojo, porque es un bocado que rivaliza con la doble bacon, una «smash» en la que llama la atención el juego de sabores, formado por la mermelada de bacon con cebolla, queso cheddar y pepinillos. Por otra parte, también tienen su sello las recetas de La Universal, en cuya propuesta mandan las carnes y los pescados a la brasa, aunque uno de los platos más demandados es el canelón crujiente de ternera con una crema de setas, albaricoque y cebolla crujiente.

La casa madre es el restaurante Fortuna y en él las recetas mediterráneas dominan las sugerencias con un gran protagonismo de los pescados, entre los que destaca el atún rojo de almadraba, y los mariscos. ¿Qué pedir? Los tacos crujientes de atún con masa de wanton, salsa de aguacate y ponzu, la sobrasada de atún casera para degustar sobre un pan brioche y cebolla frita, el tiradito de atún rojo, con aderezo de maracuyá, chalotas frescas y un toque de spicy mayo y, por supuesto, la tan maravillosa lubina de Aquanaria para dos. Productos tan espectaculares como la gamba roja, que llega a la mesa a la plancha con aceite de oliva virgen extra y sal y las vieiras con mantequilla noissette y perejil. Además, tres días a la semana organiza las «sushi night» con vistas al puerto por entre 70 y 80 euros.

Cocas y ensaimadas

Un destino con sabor como también lo es en el mismo puerto Vent de Tramuntana, establecimiento en el que ha de reservar ese día en el que se le antoja una paella de verdad, además de esas recetas mallorquinas para nosotros poco conocidas. Ya en Palma nos descubre Fornet de la Soca, antiguo Forn des Teatre, «un lugar emblemático que me entusiasma por ser guardián de la cultura gastronómica mallorquina. Es la dirección en la que probar las mejores cocas y ensaimadas de la isla», apunta, y Casa Maruca, donde siempre que va se le antoja la ensalada de ventresca de atún con tomate rosa mallorquín. Espectacular.

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