Los libros de la semana: de José Carlos Plaza a lo nuevo de Lorenzo Silva y Noemí Trujillo

Los libros de la semana: de José Carlos Plaza a lo nuevo de Lorenzo Silva y Noemí Trujillo

«Haz», de José Carlos Plaza. Alianza. 247 páginas, 20,95 euros.

José Carlos Plaza, la vida nunca fue ni será puro teatro

El dramaturgo publica una amena y enjundiosa autobiografía donde evoca a los maestros que lo marcaron y da cuenta de su vida

Por JESÚS FERRER

Lo primero que hizo el joven estudiante de Derecho José Carlos Plaza (Madrid, 1943) al llegar a la Facultad fue preguntar dónde estaba el TEU (Teatro Español Universitario); era a principios de los años sesenta y de niño ya había pisado un escenario y llevaba en él el virus de la dramaturgia. Quien sigue siendo uno de nuestros mejores directores de escena, perteneciente a la mítica generación de José Tamayo, Adolfo Marsillach y Francisco Nieva, publica, con la colaboración de la escritora y periodista Rocío Westendorp, «Haz», unas memorias que recogen varias décadas de vivencias íntimas y experiencias profesionales ligadas al antiguo arte de Talía. El título se explica con esta contundente aseveración del autor: «Siempre les digo a los actores: ‘‘¡Haz!’’. Ellos piensan que es para la escena en la que están trabajando, pero es para la vida». Este conjunto de recuerdos, acertadamente subtitulado «Otra mirada a la vida desde el escenario», incide así en la premisa fundamental de que, en su caso, el teatro y la existencia son una misma cosa.

Jugosas anécdotas

Se reconoce aquí el magisterio, junto a Miguel Narros, de William Layton, introductor en España del método interpretativo de Stanislavski y avezado formador de destacados actores y actrices en el último cuarto del siglo pasado. El protagonista de estas páginas, durante décadas brillante director de obras del teatro clásico español, de Lorca, Valle-Inclán o la moderna dramaturgia americana de Saroyan, Tennessee Williams o Edward Albee, entre otros montajes, detalla los entresijos de estos, así como jugosas anécdotas y sorprendentes peripecias profesionales. No obvia en ningún momento su decidido antifranquismo y la dureza de la censura. No son estas unas memorias complacientes, aunque Plaza renuncia a los malos recuerdos y a quienes los provocaron, prefiriendo la sabia rememoración de lo vivido y la crónica de la escena española durante más de 40 años. Un ameno e imprescindible retrato de toda una época.

Lo mejor: la gran cantidad de datos y referencias teatrales que incluyen estas páginas

Lo peor: no tiene nada negativo, son unas entretenidas y documentadas memorias

«La ferocidad», de Nicola Lagioia. RANDOM HOUSE. 432 páginas, 20,90 euros.

Nicola Lagioia y los bajos fondos de los más poderosos

El escritor publica «La ferocidad», una gran obra que revela la intrahistoria de los hombres ambiciosos y codiciosos

por ÁNGELES LÓPEZ

El texto se abre in medias res con un plano-secuencia cinematográfico: una chica desnuda y cubierta de sangre cruza un jardín nocturno y se encuentra caminando en el centro de la carretera estatal, donde es atropellada por un camión. Horas más tarde, su cuerpo es encontrado al pie de un aparcamiento, lo que hace sospechar que la causa de la muerte es el suicidio. Inmediatamente, la atmósfera noir desaparece y descubrimos que se trata de Clara Salvemini, la hija de un influyente constructor de Bari. Esta revelación nos permite observar la falta de afectividad en su entorno familiar, así como las relaciones de poder que operan en la alta burguesía. El único que no comprende la trágica muerte de la joven es Michele, el hermano fruto de una relación extramatrimonial del padre.

Grandes claroscuros

Aunque el inicio de la novela es lento y está cargado de metáforas y similitudes ambiciosas que evocan a Don DeLillo, el verdadero talento de Lagioia se manifiesta cuando profundiza en la historia de la saga familiar, alejándose de representaciones estereotipadas y dotando a los personajes de una tridimensionalidad brillante. Con su tratamiento anacrónico y sus claroscuros, muestra sus influencias dostoievskianas –recordemos «Los hermanos Karamazov»–, especialmente en la figura del hijo ilegítimo, cuya aparición acelera el deterioro familiar. Dividida en tres partes, la historia se compone de fragmentos narrativos en los que, de vez en cuando, la localización temporal y la focalización cambian, aunque nos deja referencias a episodios ya narrados como pistas útiles para que el lector reorganice el panorama general. «La ferocidad» exhibe la habilidad de Lagioia para manejar narrativas plurales y complejas sin imponer una única visión autoral, recordando el dialogismo de Bajtín. Sin embargo, el profundo respeto del narrador hacia la literatura podría estar frenando su originalidad, una limitación que se espera supere para avanzar de manera más independiente en su carrera literaria.

Lo mejor: que sondea el alma de los personajes y los presenta con toda su cruda verdad

Lo peor: aparte de la portada, la falta de fluidez del libro, las frases enrevesadas…

«Una familia moderna», de Helga Flatland. NÓRDICA. 294 páginas, 20,90 euros.

¿Y si un cumpleaños familiar acabase, otra vez, en tragedia?

Helga Flatland refleja los sentimientos ocultos que asolan a una familia en una obra compacta que no renuncia al humor

Por DIEGO GÁNDARA

No todas las familias felices se parecen. Algunas son infelices a su manera particular. Como le sucede a las personas que protagonizan esta novela, por ejemplo, titulada «Una familia moderna». Detrás de ese escenario de felicidad y prosperidad se esconde, sin embargo, todo lo que no desea verse pero que siempre está ahí, incomodando en silencio: celos, disputas entre hermanos, roles familiares, deseos ocultos y traumas indisolubles. Tal como ocurre, claro, en cualquier familia, ya sea una feliz o, a su manera, una llena de infelicidad. Elegida por los libreros noruegos como la mejor novela publicada en 2017 (llegó a vender a las pocas semanas de su publicación unos 20. 000 ejemplares), «Una familia moderna», de Helga Flatland (Flatdal, 1984), se interna en esos conflictos familiares a través de una historia marcada por todo lo que se calla, pero, también, por los reproches y el rencor que se han acumulado a lo largo de los años.

Encuentro en Roma

Así, el punto de partida es un encuentro familiar en Roma. Hasta allí se desplazan los hermanos Liv, Ellen y Hakon, que llegan a la capital italiana con un propósito: celebrar el setenta cumpleaños del padre. Lo que no se imaginan los hermanos (que están acompañados por sus parejas e hijos) es que oirán un anuncio importante: sus padres, tras largos años de casados, han decidido divorciarse. Narrada alternativamente por las hermanas mayores, Liv y Ellen, lo que cuenta la novela, pues, es el conflicto latente de ambas con respecto a sus roles y al papel que han ocupado en ese entramado o novela familiar. Un rol del que ahora que sus padres dejarán de ser marido y mujer, les costará deshacerse. La obra, en ese sentido, aunque esté centrada en las relaciones de las hermanas y en la historia de cada una de ellas, lo que muestra, a grandes rasgos, es que los conflictos familiares nunca, quizá, se resuelvan. Siempre estarán ahí, inevitablemente. Como en las mejores familias.

Lo mejor: el tono pausado así como la estructura de contrapunto de la novela

Lo peor: nada se puede cuestionar sobre esta novela de conflictos familiares

«La innombrable», de Lorenzo Silva y Noemí Trujillo. DESTINO. 328 páginas, 20,90 euros

[[H2:Qué gusto leer en la playa «La innombrable»]]

Lorenzo Silva y Noemí Trujillo prosiguen con los casos de la inspectora Manuela Mauri en una obra de fuerte acento social

Por LLUÍS FERNÁNDEZ

Burla burlando, Lorenzo Silva y Noemí Trujillo ya han escrito al alimón una trilogía protagonizada por la inspectora Manuela Mauri. Colaboración que iniciaron en el año 2019 con «Si esto es una mujer», seguidas de «La forja de una rebelde» y «La innombrable». La singularidad de esta detective irascible, vehemente y sanguínea es su evolución tanto física como psicológica. Es el signo de nuestro tiempo, huir del eterno presente de los héroes fosilizados del ayer. En las sagas posmodernas, los detectives sufren los estragos del tiempo: envejece, enferman, se jubilan y mueren. En cuanto a su psicología, ya Arthur Conan Doyle apuntó que Sherlock Holmes padecía algún tipo de autismo y una adición a las drogas, aspectos aurorales que contagiaron a los detectives de la modernidad y se dislocaron con los policías problemáticos y las detectives salvajes aparecidos en los años 90: el más común es el síndrome de Asperger y el feminismo de género. Eso les confiere una cualidad perturbadora que añadir a su intuición genialoide.

Reivindicación

Literariamente, la saga de Silva/Trujillo está muy bien escrita y es de fácil lectura. Perfecta para leerla de una sentada playera. Además, los autores le añaden citas novelísticas y cinematográficas, homenajes a Chandler y rendida devoción por Samuel Beckett y «El innombrable», que cita en el título de esta novela. Esenciales para decorar una narración que se mueve entre la novela de denuncia social feminista y el mundo de la Justicia. Aunque en algunos momentos resulte algo discursiva y el tono justiciero agresivo, la reivindicación feminista resulta muy efectiva por cercana a una realidad, la de la prostitución de menores y el tráfico de drogas, que remite a casos recientes como las niñas de acogida prostituidas en Valencia y Mallorca. «La innombrable» es un relato de investigación criminal que engancha, y mucho. Una novela negra confesional con un tono realista cotidiano reseñable.

Lo mejor: la singularidad del relato confesional de una clara reivindicación feminista

Lo peor: hay un exceso de citas referidas a la obra «El innombrable», de Beckett