Los que se mueven en el PP, y no se llaman Ayuso

Los que se mueven en el PP, y no se llaman Ayuso

Todavía no se está comprando la «mercancía» que han empezado a mover, crítica con la dirección del partido, pero en el PP ya empiezan a señalarse algunos/as como los nuevos «pepitos grillo» de la gestión de la dirección nacional. Están en el Congreso, y también asoman la cabeza en puntuales comunidades autónomas.

Siempre que se habla de voces críticas o de posible alternativa al mando oficial se mira a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y a su equipo, como si no hubiera forma de escapar del bucle de la etapa de Pablo Casado. Pero la realidad es que, sea acierto de Alberto Núñez Feijóo o de la propia Ayuso, el problema de los que van malmetiendo contra Génova, por A o por B, no está ahí.

Que se cuiden las espaldas porque, aunque todavía no tenga fuerza, y eso que en el grupo hay clásicos del juego siempre a la contra frente a Génova, la cosa puede complicarse en función de cómo le vaya a Pedro Sánchez en los próximos meses. Los que se quejan lo hacen porque en la «corte cerrada» de Feijóo se digan «disparates», porque no se recurra al TC con más agilidad (incluso aunque sea para perder) o porque no se esté comiendo más terreno a Vox.

Es una asignatura pendiente cuadrar del todo los intereses nacionales del partido con los de las comunidades, y que puede agravarse en unos tiempos en los que el discurso del nacionalismo del terruño cada vez tiene más impronta, o eso parece, entre el electorado. Del ejercicio de un liderazgo único, como el que se vio con la renovación del Consejo General del Poder Judicial, dependen las posibilidades de Feijóo de alcanzar La Moncloa. Como le ocurría a Feijóo cuando estaba de presidente de la Xunta, también ahora hay dinámicas de la política en Madrid que incomodan a sus dirigentes territoriales, que acaban hasta esquivando entrevistas a nivel nacional que les puedan mezclar con la deriva de la política madrileña.

En resumen, Feijóo y su equipo deberían irse de vacaciones con la mosca detrás de la oreja. No vaya a ser que vuelvan, Sánchez tenga a Salvador Illa de presidente de la Generalitat y encauce sus Presupuestos, y en el PP se pongan nerviosos y se escuchen más a los que hoy en bajito ya van rumiando las quejas.

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