Los que se quedan tras un suicidio: “El dolor te come, pero se sale”

Los que se quedan tras un suicidio: “El dolor te come, pero se sale”

Las personas que han perdido a un familiar o a un ser querido por suicidio se llaman supervivientes. Se usa esa palabra porque, según la APPAC (Association of Psychology and Psiquiatry for Adults and Children) el nivel de estrés que viven es equivalente al que sufre alguien que ha estado en un campo de concentración o que ha vivido un conflicto. Si en la sociedad y en los medios de comunicación apenas se habla del suicidio, mucho menos se profundiza en los supervivientes. Los que se quedan con la culpa, las preguntas, la carga, el miedo y los pensamientos obsesivos. Y, sobre todo, un dolor, según los testimonios que recoge este periódico, que “te come”. Ni siquiera hablan de que ese dolor se “pase”, refieren buscar la manera de que “disminuya” o de convivir con él. Hablan también de cómo se distribuyen las “culpas” en el núcleo familiar, de cómo se retoma la vida profesional y de cómo se reconstruyen emocionalmente.

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