“Muchas de las mieles que se comercializan están mezcladas y el consumidor no lo sabe”

“Muchas de las mieles que se comercializan están mezcladas y el consumidor no lo sabe”

Las cosas para el sector de la apicultura en la provincia de Cádiz no van bien. Aunque es cierto que confía en que este año sea mejor que el anterior en lo que a producción se refiere –las últimas lluvias han favorecido la floración–, lo cierto es que cada vez son más los apicultores que deciden dejar atrás la que ha sido su gran pasión y profesión. La sequía de los últimos años, la competencia desleal y la avispa asiática siguen siendo los «jinetes de la apocalipsis» de un sector que tiene en la Sierra de Cádiz, especialmente en la localidad de Prado del Rey, una de sus mayores zonas de producción.

«No vamos a decir que no sea importante contar con ayudas en la situación que atravesamos, pero nosotros no queremos limosnas. Queremos vivir de nuestro trabajo y, por tanto, sería mucho mejor que, de una vez por todas, desde la Unión Europea se obligara a realizar un etiquetado correcto de cada una de las mieles que se ponen en el mercado».

Posiblemente, eso, señala Luis Fernández, presidente de la Asociación de Apicultores Sierra de Cádiz, «conllevaría un beneficio mayor al de las subvenciones».

Y es que, «aunque parece que, por fin, Europa va a tomar cartas en el asunto», explica, «seguimos padeciendo los graves perjuicios que supone no contar con un etiquetado completo en todas las mieles que se ofertan».

Situación que «provoca una extraordinaria confusión en el consumidor, que no es consciente de la verdadera calidad y composición de los productos que adquiere». «Muchas de las mieles que se comercializan están mezcladas. Son producto de mezclar, en no se sabe qué porcentaje, mieles de China con otras de aquí». apostilla. Esto, denuncia, «además de ser perjudicial para el consumidor, que no sabe realmente qué tipo de miel está adquiriendo, también es un problema para nosotros, ya que va en detrimento de mieles de gran calidad como las de la provincia de Cádiz». Es más, avisa, «algunas de ellas, vista la escasa calidad que tienen, no se pueden calificar ni siquiera como miel. Están mucho más cerca de ser un simple sirope».

Desventaja que se une a que, «además, no pasan los mismos controles sanitarios que nosotros, algo de lo que, lamentablemente, tampoco es consciente el consumidor».

Además de este revés, los apicultores gaditanos padecen desde hace tiempo otro mal que está castigando con fuerza sus colmenas. Se trata de la avispa asiática.

«Esta avispa, que nos entró por el puerto de Algeciras, sigue causando un gran daño en nuestras colmenas», señala el presidente de los apicultores de Cádiz. «Es de gran voracidad y, como es conocido, uno de los alimentos preferentes para sus crías son nuestras abejas. De modo que sigue causando grandes daños en las colmenas», añade.

«Si bien es cierto que se creó un protocolo de actuación, la situación no ha cambiado. Tanto es así que ahora también está afectando al sector del vino, a la uva. Por lo que o tomamos cartas en el asunto o la situación no va a dejar de ir a peor», sostiene Fernández.

Para, al menos en parte, paliar la situación de los apicultores gaditanos y andaluces, la Junta de Andalucía ha vuelto a abrir una convocatoria de subvenciones.

Concretamente, se efectúa la convocatoria de subvenciones para el año 2024 con un importe presupuestario para la campaña 2024 de 3.576.970 millones. Ayudas que van destinadas a: servicios de asesoramiento, asistencia técnica, formación, información e intercambio de mejores prácticas, incluso mediante actividades de colaboración en redes, para apicultores y organizaciones de apicultores; inversiones en activos materiales e inmateriales, así como otras acciones incluidas las destinadas a luchar contra los invasores y las enfermedades de las colmenas, en particular la varroosis; acciones para prestar ayudas a los laboratorios en el análisis de productos apícolas, la pérdida de abejas o las caídas en la productividad, y de sustancias potencialmente tóxicas para las abejas; promoción, comunicación y comercialización, incluidas acciones y actividades de vigilancia del mercado destinadas, en particular, a concienciar a los consumidores sobre la calidad de los productos apícolas y, por último, a acciones para aumentar la calidad de los productos incluyendo, en su caso, los gastos de certificación de figuras y normas de calidad de los productos apícolas por parte de agrupaciones de apicultores.

El sector apícola de Andalucía, según los últimos datos disponibles, está compuesto por 4.485 explotaciones, que representan alrededor del 15 % de las explotaciones apícolas españolas.

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