Multan a una residencia de Ourense por atar a un usuario sin autorización médica

Multan a una residencia de Ourense por atar a un usuario sin autorización médica

El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ha confirmado una multa de 38.000 euros impuesta por la a la fundación gestora de una residencia de Ourense por seis infracciones, entre ellas una muy grave por realizar una sujeción física a un usuario con un chaleco sin haber prescripción médica ni un consentimiento informado.

En el fallo, emitido el pasado 19 de julio y contra el cual todavía cabe recurso ante el Tribunal Supremo, los magistrados desestiman el recurso que presentó la entidad contra la sentencia dictada anteriormente por el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 1 de Ourense. Esta primera resolución consideró “plenamente acreditada” la comisión de los hechos.

En concreto, la administración pública le impuso dos sanciones por infracciones leves de 1.000 euros cada una por no presentar en el Registro Único de Entidades Prestadoras de Servicios Sociales las memorias de actividades de la entidad de los años 2016, 2017 y 2018 y por las deficiencias estructurales o de acabado en los locales y en las instalaciones, en el mobiliario o en los útiles, así como en su funcionamiento.

Además, la multó por incurrir en tres infracciones graves. Así, la sancionó con 3.001 euros por no respetar el menú expuesto y por la escasez de la comida que se servía; con 15.000 euros por no garantizar la presencia física de personal de enfermería durante las 24 horas; y con 3.001 euros por obstrucción a la labor inspectora.

Por último, la Xunta le impuso el abono de 15.001 euros por cometer una infracción muy grave al aplicar a un residente una medida de contención física tipo chaleco de sujeción en silla, sin prescripción médica ni consentimiento informado.

Revisión de las pruebas

En la sentencia, el TSXG advierte a la fundación gestora del centro que la revisión de las pruebas habría que realizarla con anterioridad, “no cuando del escrito de apelación se desprende el mero propósito de la parte apelante -la gestora- de sustituir con su propia valoración de la prueba” la que previamente realizó el juzgador de instancia.

Por ello, explica que únicamente se analizaron las alegaciones concernientes a las tres infracciones nominativamente identificadas.

La Sala indica que las alegaciones y las pruebas que el expedientado incorporó “no se estimaron suficientes para enervar las circunstancias personalmente apreciadas y observadas por los inspectores, determinantes de acciones u omisiones tipificadas en la ley como infracción”.

En la resolución, los jueces señalan que la necesidad de que el centro cuente con personal de enfermería “en número suficiente para garantizar su presencia durante las 24 horas del día” es una exigencia impuesta en la Orden de 18/04/1996 relativa a la regulación de las condiciones y requisitos específicos que han de cumplir los centros de atención a personas mayores.

“La juzgadora de instancia no incurrió en ningún error: en esas dos visitas -realizadas por los inspectores en 2019 y 2020-, el número de dependientes superaba los 40, lo que obligaba a contar con la presencia física de personal de enfermería permanente durante las veinticuatro horas”, subraya el TSXG.

La Sala también recalca que en la sentencia de primera instancia se analiza la sanción de 3.001 euros que se le impuso a la fundación por no respetar el menú expuesto y por la escasez de la comida que se servía a las personas usuarias.

Así, entiende que las alegaciones realizadas por la entidad resultan “insuficientes” para desmerecer la apreciación personal de la inspección, “que no dejó margen para la duda acerca de que las cantidades servidas eran escasas”.

Medidas de contención

En cuanto a la sanción de multa de 15.001 euros que se impuso a la apelante, confirmada por el juzgado de primera instancia, el alto tribunal gallego recalca que “no es factible compartir la tesis esgrimida en el recurso de que la medida de sujeción aplicada no comportó un trato degradante ni incompatible con la dignidad del usuario”.

De esta forma, recuerda que las medidas de contención “no se han de aplicar cuando hay medidas alternativas, ni como castigo, por comodidad del personal o por reducir la vigilancia”. Los magistrados afirman que la parte apelante “no ha demostrado que esa medida de contención era necesaria, segura, proporcionada, justificada, prescrita por especialista y consentida”. La sentencia no es firme, pues contra ella cabe presentar recurso de casación ante el Tribunal Supremo.

Please follow and like us:
Pin Share