Ni Leviatán ni Calamar

Ni Leviatán ni Calamar

Los francófilos están tristes: tras el domingo, Francia es una referencia averiada. Le Pen ha ganado y las demás fuerzas no solo han perdido, sino que también están confundidas sobre si seguir con el cordón sanitario. Los anglófilos no pasan sus mejores horas. El Reino Unido ha dejado ser el teatro político más serio de Occidente para ser una comedia de políticos mentirosos (Johnson), radicales (Truss) e incompetentes (Sunak). Sus protagonistas ya no interpretan al elegante Laurence Oliver, sino al payaso Benny Hill. Mientras, en EE UU solo un anciano con las facultades mentales en entredicho podría impedir la victoria de un Trump que, a diferencia de 2016, viene con un equipo preparado para controlar toda la administración americana. Y los germanófilos, con una Alternativa por Alemania marcando el ritmo político, y los italianófilos, con Meloni al volante, tampoco están de enhorabuena.

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