En el minuto 103 de la vuelta de semifinales de Champions entre el Real Madrid y el Bayern, con 2-1 en el marcador y la clasificación para la final casi finiquitada en el Santiago Bernabéu, Vinicius perdió el balón en campo propio, Dier se lo dio a Kimmich y el alemán lo colgó casi desde el centro del campo al área de Lunin. Mendy despejó de cabeza, pero su rechace se quedó muy corto. Unas décimas de segundo antes de que Müller cabeceara la pelota y se la pasara De Ligt para que embocara el cuero al primer toque en la portería, el árbitro, el polaco Szymon Marciniak, pitó fuera de juego. Cuando el central neerlandés golpeó el balón con la derecha y marcó, varios jugadores del Madrid se habían parado tras escuchar el sonido del silbato del colegiado. De Ligt, Müller y varios miembros del banquillo del Bayern se desesperaron: se acercaron a Marciniak con los brazos en alto y le pidieron explicaciones por la acción, pero era imposible revisarla. El hecho de que el árbitro pitara antes de que terminara la jugada imposibilitó la ayuda del videoarbitraje.