Quién es quién en un escenario envenenado

Quién es quién en un escenario envenenado

Tras unas elecciones los partidos escudriñan sus próximos movimientos. Unos para gestionar la victoria, por muy amarga que sea, porque ganar siempre da un plus. Otros para intentar sacar pecho ante una dulce derrota. Los de más allá para digerir los malos resultados y evitar que la digestión se convierta en un empacho. Los menos para mendigar un poco de algo para no caer en la irrelevancia y otros para cantar victoria aunque su representación sea testimonial. Las catalanas no van a ser diferentes y ayer todos los partidos tomaron posición ante un escenario que será convulso que requerirá de mucha política para evitar una repetición electoral que nadie quiere pero que va a sobrevolar el día a día. El 10 de junio, un día después de las europeas y con la Ley de Amnistía aprobada, debe constituirse -como máximo- el Parlament y si el 25 de agosto no hay president investido se convocarían elecciones.

PSC. Salvador Illa reunió ayer su ejecutiva pero mantuvo el silencio. Sabe que sus movimientos serán escudriñados y lo evitó apareciendo en una rueda de prensa. Los socialistas esperan que todo se asiente para empezar a hablar con todos los grupos políticos. De momento, ha elegido la Comisión Negociadora. La intención de Illa es mover piezas entre bambalinas porque la primera meta volante de esta carrera es el control -constitucionalista- de la Mesa del Parlament. Illa quiere ser president y tiene a tiro un tripartito de izquierdas con ERC y Comunes. Los equilibrios con Pedro Sánchez serán determinantes para salvar una legislatura que dependerá de Cataluña pero también del resultado de las europeas. Cabe recordar que Sánchez es presidente gracias al resultado del PSC y que no ganaba unas elecciones desde 2021, también con Illa.

Junts per Catalunya. Carles Puigdemont quiere acelerar las cosas. Ayer volvió a insistir en qué presentará su candidatura, que depende de la sumisión por parte de ERC que debería votarlo y de la del PSC que debería permitírselo con una abstención. Su amenaza de dejar caer al Gobierno de Pedro Sánchez se va a convertir en el sainete de este mes. Lo que no tiene en cuenta Puigdemont es que si sus siete diputados son importantes también lo son los siete de ERC. Y lo más relevante el PSC jamás le permitirá ser president ni por activa ni por pasiva porque “sería un suicidio político”.

ERC. Pere Aragonés puede acortar los plazos y convocar la constitución del Parlament en plena campaña electoral de las europeas. Seguirá de president pero no en el partido. Ayer anunció que no recogerá el acta de diputado. El ambiente en el partido republicano está enrarecido y sus lideres en depresión. Las diferentes corrientes se están pertrechando para la sucesión de un Aragonés que será presidente hasta que se elija su sucesor. Un dirigente decía ayer a LA RAZÓN “estoy en un partido en el que unos cuantos se deben ir a su casa”. Esta frase define el estado de ánimo de una organización que tiene en sus manos la elección del nuevo presidente. De momento, apoyar a Puigdemont se les antoja un trágala.

PP. Alejandro Fernández ha salido reforzado. Mantiene su discurso contra el sanchismo y el independentismo, pero no ha cerrado la puerta a conversar con Salvador Illa. El líder del PP catalán quiere recuperar protagonismo para su partido y no seguir de actor secundario en esta legislatura. La negociación de la Mesa se antoja importante para los populares, pero también para Alejandro Fernández que necesita reforzar su posición en el partido que debe elegir nuevo presidente. Por si fuera poco, el PP catalán debe encontrar el punto de equilibrio con Puigdemont para no mermar las aspiraciones de Feijóo.

VOX. La ultraderecha no ha evitado el sorpasso del PP y mantiene su representación pero su papel será irrelevante. Su resultado ha animado a Santiago Abascal después de los fiascos de Galicia y Euskadi.

Comunes. Los culpables del adelanto electoral han sido severamente castigados en las urnas. Se aferran a un tripartito como tabla de salvación. El PSC lo ve bien pero pondrá encima de la mesa un acuerdo en Barcelona que difícilmente pasará por Ada Colau.

CUP. Han dejado de ser determinantes e inician su travesía del desierto. Su papel en el mundo independentismo ha caído enteros y que apoyen a Puigdemont podría ser su tumba política porque ahora su electorado se reduce a los más radicales.

Alianza Catalana. Silvia Orriols es la culpable de que Puigdemont no haya tenido mejor resultado. 70.000 votos en Barcelona y dos diputados por Girona y Lleida han dado al traste a sus aspiraciones. Orriols pone como primera condición para apoyarle que declare la independencia, algo que Puigdemont no tiene intención de hacer. CUP, Junts y ERC firmaron un cordón sanitario a la nueva extrema derecha independentista.

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