Sánchez nos enemista con todo dios

Sánchez nos enemista con todo dios

Aún no nos habíamos recuperado del espeluznante vídeo de cinco mujeres soldados israelíes salvajemente apaleadas por terroristas de Hamás, que les gritaban «¡os vamos a embarazar!», cuando Pedro Sánchez anunció el reconocimiento del Estado palestino al margen de la Unión Europea, los Estados Unidos y el resto del mundo libre y civilizado. Mientras, las feministas del mundo-mundial, empezando por nuestras yolandas e irenas, callaban como puertas, que diría Isabel Díaz Ayuso. Debe ser que las judías no son mujeres y, por tanto, resultan susceptibles de ser agredidas hasta la desfiguración, violadas y secuestradas. Igualdad para todas menos para estas cuatro mujeres retenidas desde el 7-O en zulos gazatíes.

Lo más indignante de todo es que, en el fondo y en la superficie, España no otorga estatus oficial a Palestina sino a quienes mandan en Palestina. Que parece lo mismo pero no es lo mismo. Poco tienen que ver Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, que controla Cisjordania, antiguo terrorista que renunció a la violencia e interlocutor válido para Occidente, con quienes ostentan la vara de mando en Gaza, que son los malnacidos de Hamás. Conclusión: reconocer a Palestina en estos momentos es tanto como reconocer a estos colegas del alma de ETA.

Ahora no tocaba premiar internacionalmente a una Palestina subyugada física y moralmente por estas ratas que sólo merecen ser aniquiladas. Sea como fuere, ésta es la gota que colma el vaso de la paciencia de un país impecablemente democrático, Israel, al que Sánchez lleva meses vilipendiando a la par que su Gobierno da jabón a Hamás, sutilmente como hace él, o indisimuladamente como Yolanda Díaz, Urtasun y cía, que no paran de corear el grito de guerra de los yihadistas palestinos: «Desde el río hasta el mar». Lo peor de todo es que esta provocación, que no conllevará consecuencia práctica alguna porque no la secundan ni la UE ni los EEUU, ha provocado la ruptura de facto de relaciones diplomáticas con una potencia económica en general y con ese lobby hebreo que controla los mayores fondos de inversión del mundo, caso de Blackrock y Blackstone, y el banco cualitativamente más importante, Goldman Sachs, trillones de dólares en definitiva. Hace falta ser cafre y suicida teniendo en cuenta que son los inventores de Pegasus, el sistema de espionaje de móviles con el que limpiaron el móvil de Sánchez, el de la investigadísima Begoña y el de Marlaska.

Cristo padre con Israel y pollo monumental con Argentina después de que el matón del Gobierno, Óscar Puente, tildase de «drogadicto» a Milei, presidente elegido democráticamente. Y, lo que es peor, sin disculparse como Dios manda. Sólo un jeta nivel dios como él puede argumentar, en un claro insulto a nuestra inteligencia, que no pensaba que sus palabras en un acto público tuvieran «semejante repercusión». Tienen lo que se merecen porque, si metes la pata o te pasas de frenada, pides perdón y santas pascuas. Hasta el incontenible jefe de Estado argentino lo hubiera entendido. Lo que entendió es que se ratificaban y debió de cavilar: «¡Os vais a enterar!». Y vaya si se enteró Romeo Sánchez tras tildar Milei de «corrupta» a Julieta Gómez. Donde las dan, las toman, Pedro.

El problema es que no es sólo Israel y Argentina. Es también Hungría, fue Marruecos, que ahora es amiguito porque tiene tu móvil, es Argelia y serán los EEUU cuando vuelva Trump, que volverá. Putin, no, porque le seguimos comprando gas como si no hubiera un mañana. Qué pena que teniendo un vasallo tan solvente como Albares de ministro vayamos por el mundo haciendo amigos por culpa de su impresentable señor.