Simone Biles tendrá que alargar su carrera si quiere igualar los nueve oros olímpicos de la soviética Larissa Latynina. Las cuentas le salían después del oro por equipos y el oro en el concurso completo, pero la barra de equilibrios es un aparato traicionero. Tanto que sacó del podio a Biles y también a su gran rival, la brasileña Rebeca Andrade, que competía después de ella.
La beneficiada fue la italiana Alice D’Amato, que hizo un ejercicio completísimo de dificultad y de ejecución y que le valió la medalla de oro. D’Amato fue una de las pocas que no se cayeron. Sólo tres gimnastas completaron el ejercicio sin percances: ella, su compatriota Manila Esposito, que fue bronce, y la brasileña Rebeca Andrade, la gran rival de Biles en estos Juegos.
Rebeca Andrade fue la última en competir. Después de lo ocurrido con Biles, decidió no arriesgar para asegurarse su lugar en el podio, pero los jueces penalizaron la falta de dificultad de su ejercicio. Superó a Biles, fue cuarta en las puntuaciones, pero no le sirvió para conseguir medalla. Es una rareza ver a las dos mejores gimnastas del momento en una final y que las dos queden fuera de las medallas.
La caída de Sunisa Lee, la estadounidense, ya era un aviso de lo que podía suceder con las mejores gimnastas del momento, pero no evitó los despistes de Biles y forzó la excesiva prudencia de Andrade. Lo de Biles ni siquiera fue una caída traumática, un golpe, fue un mal apoyo, un pie que desliza y que le obligó a poner los pies en el suelo. Tuvo que esperar para conocer su nota la estadounidense, que salió de la barra con evidente gesto de disgusto pero al menos, con el cariño de sus compañeras, entrenadoras y rivales, que la abrazaron al terminar.
La china Yaqin Zhou también fue víctima de la traición de la barra, pero pudo completar un ejercicio muy valorado por los jueces que le permitió colgarse la medalla de plata con una puntuación de 14.100. Esposito fue bronce con 14.000 y D’Amato consiguió el oro con 14.366.
Biles no podrá igualar ya los nueve oros de Latynina -las 18 medallas totales de la soviética son inalcanzables-, pero sí ha igualado en estos Juegos las nueve de otra leyenda como Nadia Comaneci y aún puede superarla en la final de suelo, la gran especialidad de la estadounidense.
