Los partidos políticos, acostumbrados a discrepar, coinciden a listar los principales problemas del sistema educativo catalán: una inversión insuficiente, los malos resultados de los alumnos, el elevado índice de abandono escolar (14%), la segregación escolar, la burocracia o la falta de prestigio de la profesión docente. Y también en la solución: más inversión para poder desarrollar políticas educativas que compensen la pobreza infantil y el aumento de la complejidad en las aulas, desde la gratuidad de las guarderías, el comedor o las extraescolares a la reducción de los barracones o aportar más recursos en los centros con más alumnos vulnerables.