Sin rumbo ni memoria: cómo el móvil nos ha convertido en gente desorientada, olvidadiza y aislada

Sin rumbo ni memoria: cómo el móvil nos ha convertido en gente desorientada, olvidadiza y aislada

Hace poco fui testigo de cómo una mujer ―pongamos que se llama Elena y que es mi madre― se fue al dentista y se olvidó el móvil en casa. No le hizo falta para distraerse en la sala de espera. A juzgar por la cantidad de anécdotas que compartió después, fue un rato de lo más entretenido. Aun así, se dio cuenta de la ausencia del teléfono y le dio vueltas a qué hacer en caso de tener que contactar con su casa. Lo más fácil, pensó, era que desde el dentista le dejasen llamar a su hija ―una servidora―, pero no se acordaba bien del número. Aún más grave: también era incapaz de recordar la secuencia de dígitos del teléfono fijo. Acaba en 67, lo sabe perfectamente porque lo ha apuntado durante décadas en un sinfín de formularios, se lo ha estado dando a conocidos hasta hace relativamente poco y, aun así esa mañana, sabiendo que estaba equivocada, se le había antojado que acaba en 35. Elena, que tiene 58 años ―muy bien llevados― y ha vivido la mayor parte de su vida sin móvil, llamando a sus padres desde cabinas y parándose de pie frente al trinchero del salón para responder a sus amigos, es incapaz de recordar el número de su propia casa, que no ha cambiado en casi 30 años, porque ya no le hace falta. Entonces, ¿para qué van a esforzarse en memorizar este tipo de información quienes directamente han nacido sin esa necesidad?

Seguir leyendo

Please follow and like us:
Pin Share