Tiberi, de matar el gato de un ministro a ser el mejor joven del Giro

Tiberi, de matar el gato de un ministro a ser el mejor joven del Giro

Hace poco más de un año Antonio Tiberi era despedido por el equipo Trek después de matar de un disparo con una escopeta de aire comprimido a un gato que resultó pertenecer al ministro de Turismo de San Marino.

«Fue algo estúpido e irresponsable», admitía Tiberi (Frosinone, 24 de junio de 2001). «Lamento profundamente mis vergonzosas acciones». Aquel asesinato le costó el contrato con el Trek y una multa de 4.000 euros. Tiberi ponía en peligro su prometedora carrera. Ya había sido campeón del mundo contrarreloj en categoría junior en 2019. Aval suficiente para que el Bahrein lo acogiera en la segunda mitad de la temporada pasada.

No era sólo el triunfo en aquel mundial de Yorkshire el que le servía para ganarse un sitio en el ciclismo profesional, era la manera de conseguirlo. Rompió la bici poco después de la salida, perdió 30 segundos en el cambio y tuvo que continuar sin la ayuda del potenciómetro. Pero nada de eso pudo pararlo en una contrarreloj en la, para hacerse una idea de la competencia, que el español Carlos Rodríguez acabó en el puesto 34.

Tiberi ya corrió la Vuelta el año pasado con el maillot de Bahrein y, aunque no se dejó ver mucho, acabó siendo decimoctavo en la general. A pesar de su altura –supera el 1,80– es un corredor delgado y fibroso que supera bien la montaña, como ha demostrado en este Giro en el que ha acabado quinto, a casi 13 minutos de Pogacar, pero a menos de tres minutos del segundo clasificado, Daniel Felipe Martínez.

«Es el único que ha demostrado tener algo de pelotas», reconocía Pogacar después de las primeras etapas de montaña. Sólo Tiberi se ha atrevido a atacar en las cuestas al ganador del Giro y se ha ganado su respeto. Nadie puede competir con el esloveno, pero Tiberi empieza a confirmar que no eran tan atrevidas las predicciones que lo consideraban el heredero de Nibali. En su primera temporada como profesional compartieron habitación y Antonio reconoce que aprendió mucho de él.

Ahora es la gran esperanza del ciclismo italiano para las grandes vueltas. Mató un gato, pero ha sido quinto en su primer Giro y ha ganado el maillot blanco de mejor joven.